Los viajes comienzan cuando empiezas a soñarlos
Vivimos en un mundo que va más rápido que nosotros mismos, donde los pequeños momentos con las personas más importantes de nuestra vida, no se aprecian, ni se encuentran, muchas veces por las largas jornadas de trabajo. Y los instantes que estamos con ellos se rigen habitualmente por las nuevas tecnologías, con lo que la comunicación es menor.
Viajar es algo que enriquece a uno mismo desde el primer momento; nuevas culturas, distintas experiencias y otras perspectivas del mundo. Todo a tu alrededor es nuevo y en ese momento el tiempo es algo secundario. Por eso, ¿qué mejor manera de enriquecer la relación familiar sino la de escoger cualquier rincón de nuestro hermoso planeta sin tener que mirar las agujas del reloj?.
Probablemente os pondréis a pensar: ¿Dónde puedo llevar a mi hijo? ¿No hay lugares peligrosos? ¿No es caro viajar con ellos? ¿Me perderé cosas interesantes que ver cuando viaje? Son muchas cuestiones que los padres se plantean antes de un viaje, y evidentemente es recomendable informarse antes de elegir un lugar, precisamente para que no hayan tantas dudas a la hora de hacerlo. De hecho hay muchas webs que están especializadas en este tema; aquí os dejo un link con varias de ellas:
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Y ¿por qué viajar con los más pequeños? ¿Qué les enseñamos con ello?
Conocer nuevas culturas
Descubrir distintas tradiciones de mundo, abre cualquier mente. Y pueden ser culturas parecidas a la nuestra, como la italiana, o, en cambio, podemos descubrir culturas totalmente desconocidas para nosotros, como la asiática. Visitar monumentos, probar su gastronomía o conocer sus costumbres, ayuda a entender más profundamente el lugar. Para que los niños entiendan y acepten las diferencias culturales es atrayente acudir a centros educativos y preguntar si pueden interactuar con los niños. Jugar en los parques, conectar con alguna familia o compartir la estancia en su casa son también buenas opciones para que nuestros hijos entren en contacto con los niños de otros lugares.En definitiva, digamos que es una manera más de aprender.
Recolectar recuerdos
Los juguetes a la larga se rompen, pero las memorias perduran para siempre. Interminables charlas con un fuego alrededor, contar las infinitas estrellas, probar platos típicos, jugar con niños locales, ir en dromedario por el desierto, atravesar el amazonas en una canoa, ver edificios gigantes, ser voluntarios en un refugio de monos, serían experiencias que los niños podrían tener en su memoria a largo plazo.
Enseñarles nuevas habilidades
como la fotografía. A los niños les encanta sacar fotos. Es un buen momento para instruirles en este mundo tan interesante y creativo. El hecho de que puedan aprender una habilidad y ver que lo hacen bien, realza su autoestima y seguridad personal, y qué mejor manera que captar imágenes de experiencias que uno mismo ha elegido en ese preciso instante.
Más tolerantes y respetuosos
Cuanto más viajemos, más personas distintas conoceremos, y ello nos dará una visión más cosmopolita del mundo en que vivimos.
Viajar suena a aventura
Descubrir otros lugares hace que sea tan apasionante como abrir un libro y ser el protagonista de la historia. Aumenta muchísimo la creatividad del niño el hecho de conocer tierras desconocidas.
Disminuye el estrés
Viajar hace que podamos relajarnos sin estar pensando en rutinas y horarios. A los niños les ocurre exactamente lo mismo, pero no solamente por el hecho de viajar, sino porque nosotros reducimos nuestro índice de estrés.
Ser creadores de guías de viaje
No solamente hay guías para adultos sino que también podemos conseguir para ellos en esta página web guías escritas por niños entre 8 y 12 años: Al mismo tiempo, podemos animarles a que se atrevan a escribir también sus propias experiencias.
Los roles desaparecen
Encontrarse en un ambiente diferente hace que las responsabilidades de cada miembro de la familia se borren, haciendo que haya más libertad en cada uno, con lo que facilita más el dejarse llevar y disfrutar juntos una misma cosa.
Es fundamental despertar la curiosidad de los más pequeños con el viaje que vais a realizar juntos. Por eso, es recomendable que lo involucréis desde la planificación de la aventura. Háblale de todo lo que vais a hacer, hazle partícipe de sus propuestas, transmítele tu ilusión y ganas de hacerlo ya que ellos valoran mucho lo que nosotros pensamos y sentimos. Una buena motivación es enseñarles fotografías o actividades atractivas del lugar; o también facilitarles webs, guías, foros, libros y que puedan investigar por su propia cuenta.
Si quieres extender más sobre este tema, te puedo recomendar un libro muy interesante: “Viajar con niños. El manual para preparar tus vacaciones en familia” que ha publicado La Editorial Viajera. Te habla de trucos y consejos prácticos a la hora de viajar con tus hijos. Te contestarán a preguntas como estas: ¿Son demasiado pequeños todavía? ¿Llevamos todo planificado o improvisamos? ¿Qué es imprescindible meter en el equipaje? ¿Qué documentación necesitamos? ¿Cómo los motivamos para que no se aburran? ¿Qué hacemos si no les gusta la comida? ¿Aguantarán bien los traslados? ¿Y si les pasa algo o caen enfermos?
Importa poco si viajamos cerca o lejos, viajar con niños es la mejor manera de guiarles en el descubrimiento de nuestro planeta y hacerlo juntos da lugar a una conexión más profunda y sólida de nuestra relación con nuestros pequeños, e ir de la mano para recorrer juntos parte del camino hacia su madurez y formación como personas humanas. Hay un sinfín de beneficios y aspectos positivos que vale la pena iniciar con algo tan hermoso como es el descubrir nuestro planeta.
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