Cada vez oímos hablar más de los trastornos de conducta y es importante que sepamos distinguir bien lo que es un trastorno de lo que son conductas inadecuadas o disruptivas que se dan frecuentemente en la infancia o que pueden aparecer como síntomas de otros trastornos y no como trastornos propiamente dichos.
Por conducta disruptiva se entiende una conducta que incumple las normas, que no respeta a los demás y que presenta una actitud desafiante. Todos los padres hemos vivido en menor o mayor medida conductas de estas características de nuestros hijos (desobediencia, desafíos, faltas de respeto, oposición…). Son conductas que se dan durante la infancia y la adolescencia y que no tienen por qué ser un trastorno, son propias de la edad. Pero a veces, si las pautas educativas de los padres no son las adecuadas, pueden convertirse en un problema mayor.
También podemos encontrarnos con conductas disruptivas que son síntomas de otro trastorno distinto, como en el TDAH.
Los trastornos del comportamiento son trastornos caracterizados por la persistencia y reiteración de conductas que violan las normas sociales y los derechos de las personas.
En el DSM IV TR se describen dos:
Trastorno negativo desafiante:
Es un patrón de conducta recurrente, negativista, desafiante, desobediente y hostil hacia figuras de autoridad que se mantiene durante seis meses o más.
Son niños y adolescentes discutidores, desafiantes y provocadores, que se enojan y pierden el control con facilidad
- Tienen rabietas frecuentes.
- Tienen excesivas discusiones con los adultos.
- Se niegan a acceder a las solicitudes de los adultos.
- Cuestiona constantemente las normas; se niega a obedecer las reglas.
- Su comportamiento está dirigido a molestar o enojar a los demás, incluyendo a los adultos.
- Culpa a otras personas por su mal comportamiento o errores.
- Los demás le causan fastidio con facilidad.
- Hablan con severidad o poca amabilidad.
Tratamiento del trastorno negativo desafiante
Es importante tratarlo para evitar que derive en un trastorno disocial. El tratamiento, en principio, es psicológico, aunque en algunos casos se ha necesitado además un tratamiento farmacológico para paliar síntomas de agresividad e impulsividad.
Como en la mayoría de los trastornos infantiles, el tratamiento va a incluir necesariamente a la familia y la Escuela.
Trastorno Disocial
Es más grave que el anterior. Se caracteriza por un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales.
Suelen aparecer agresiones a personas o animales, destrucciones de la propiedad, fraudes o robos y violaciones graves de normas.
Tratamiento trastorno Disocial
Es un tratamiento largo. El trastorno disocial de inicio en la infancia, tiene peor pronóstico que el que se inicia en la adolescencia. Es importante iniciar el tratamiento cuanto antes y es probable que lo necesite en varias ocasiones a lo largo de su vida para evitar que desarrolle un trastorno antisocial en la vida adulta.