Si se realiza un castigo a un niño, realmente se le está enseñando que con la violencia se pueden resolver los conflictos, pero no se aprende a ser mejor persona ni más responsable de sus actos ni a resolver sus problemas.
Es decir, castigando se le enseña lo que no debe hacer pero en ningún caso lo que sí debe hacer.
Quizás es la primera técnica en la que pensamos ya que, generalmente, es el principal método que se ha utilizado con nosotros.
Realmente es una estrategia que nos viene rápidamente a la cabeza a los padres y al mismo momento finaliza la conducta errónea de manera rápida.
Pero realmente hay otras estrategias que tienen efectos más beneficiosos, algunas de las orientaciones serían:
- Resaltar el comportamiento inadecuado, de esta manera se le está castigando la conducta y no al niño.
- Comunicarle cual es la conducta deseada o el comportamiento que nos hubiera gustado que se realizase.
Exponemos un ejemplo:
-explicar nuestro desacuerdo (“me parece mal que no te laves los dientes después de cenar”)
-explicar lo que esperamos de él (“me gustaría que te lavaras los dientes después de cada comida”)
-explicar como puede rectificar (“has empezado a jugar y te has distraído, sería mejor que después de cenar directamente te fueras a lavar los dientes”)
-aplicar consecuencias positivas si realiza el acto correctamente
A la vez, sorprenderle cuando se porte bien, es decir, prestarle atención, premiar y alabarle cuando el niño se porte bien motiva a que el niño realice este comportamiento más veces.
Ofrecer recompensas y pequeños premios es una estrategia muy efectiva. Consiste en ofrecer premios y nuestra atención por las cosas que vaya haciendo bien y que le cuesten.
Una posibilidad sería elegir 1 ó 2 conductas que queremos modificar y elegir una recompensa adecuada a su edad si las realiza bien. Para los pequeños podría ser: más tiempo de parque, un cuento adicional a la hora de dormir, darle su comida o cena preferida. En cambio, para los más mayores puede ser acostarse un poco más tarde o quedar más rato con sus amigos.
Para realizarlo correctamente el niño/a tiene que saber cual es la conducta de queremos que mejore y su recompensa.
Es importante reconocer todas las pequeñas mejoras. Es muy difícil pasar de un comportamiento malo a uno correcto rápidamente, en cambio, si vamos alabando cualquier pequeña mejora el niño se estimulará a continuar.
A la vez, hemos de tener en cuenta que los padres /madres son los principales modelos educativos en casa. Los adultos que rodean a los niños tienen un papel primordial e influencia principal en el comportamiento de los niños por ello es imprescindible que actuemos de la forma que queremos que actúen nuestros hijos.
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