“El amor todo lo puede”
“El amor mueve montañas”
Son solo un par de ejemplos de los tópicos sobre el amor con los que convivimos cada día, tópicos que están muy lejos de la realidad. Ni el amor todo lo puede, ni mueve ninguna montaña, es más, el amor es necesario para una relación de pareja pero no es suficiente. Fijaos en los cuentos infantiles de príncipes y princesas, ¿qué pasa? pues que se acaban justo el día de la boda ¿y después qué?.
Estamos rodeados de falsas expectativas con respecto a las relaciones de pareja, falsos mitos que a veces nos llevan a relaciones tóxicas y nos hacen esperar algo que nunca llega. Señores y señoras, el príncipe azul no existe, ni la princesa rosa, ni las relaciones de pareja perfectas. Y aunque las canciones de amor estén llenas de historias de amor tóxicas o imposibles, la realidad de una pareja sana y estable está muy lejos de esas letras que tanto nos gustan. No me imagino una canción que hable de una relación tranquila, segura, estable, de respeto mutuo, de proyectos de futuro… Creo que no nos gustaría ¿verdad?
Os dejo nuestro vídeo de nuestro canal de YouTube donde hablamos de este tema.
La pasión y el enamoramiento son mucho más interesantes, pero duran un tiempo, después del final feliz de los cuentos hay algo más y alguien debería escribir sobre ello, ¿no?
Pues aquí os dejo unos ingredientes, que bajo mi punto de vista y el de otros profesionales de la psicología que se dedican a la terapia de pareja, debería tener una pareja para poder considerar que la relación que tienen es sana:
Puedo ser yo mismo/a
En esta relación siento que puedo ser yo mismo/a sin miedo al rechazo, no finjo ser otro, ni digo que me gusta ir al cine cuando lo detesto. Mi pareja me acepta así, que es muy distinto a que se resigne por como soy.
“Te quiero por como eres, con tus virtudes y tus defectos”. “No espero que cambies nada con el tiempo” . Que es muy distinto a “si es así, ¿qué le voy a hacer yo?, tendré que aguantarme”.
Y aunque está claro que todo no nos puede gustar de nuestra pareja, porque la perfección no existe y porque yo mismo estoy cargado de defectos, eso no significa que nos quedamos en esta relación con la idea de cambiarlo o moldearlo, nos quedamos con la idea de disfrutar de lo que nos aporta y dejándole la libertad de ser como es.
Además hay admiración hacia el otro. Sentimos que hay cosas de nuestra pareja que nos encantan y que hay cosas nuestras que le despiertan admiración al otro.
La relación es fácil
Tu me quieres, yo te quiero y ya está. Son relaciones que fluyen sin demasiado esfuerzo, todo es sencillo, sin complicaciones ni historias novelescas del tipo “no podemos vivir juntos porque no supero un trauma pasado” ,“no puedo vivir contigo ni sin tí y te hago la vida imposible”, “ahora sí ahora no”, “tienes que demostrarme tu amor antes de poder ser felices y tener una relación”.
Por regla general, las relaciones tóxicas son complicadas, nada es sencillo, siempre existe algún problema que oscurece el cielo azul, por eso hay que huir de relaciones que no fluyen.
No existen grandes diferencias.
Las parejas con una diferencia de edad muy elevada (más de 15 años) o niveles socio-económicos muy dispares (clase baja-clase alta), suelen tener más problemas que parejas más similares. Esto no quiere decir que tengamos que ser iguales. Hay parejas que piensan que si no comparten aficiones no pueden ser pareja, esto no es así. Las diferencias serán un handicap cuando sean muy grandes, pero mi pareja no tiene que hacer deporte si yo lo hago, ni tiene que gustarle todo lo que a mi me gusta. Cada uno debe tener su espacio para disfrutar de su tiempo.
Confianza
Una pareja se basa en la confianza. De hecho cualquier relación íntima está fundamentada en la confianza que depositamos en el otro. Esto es lo que se pierde muchas veces en una infidelidad o en una ruptura y es tan difícil de recuperar que, muchas veces, es lo que acaba con la pareja. Es una confianza ciega en la otra persona, es estar seguro de que estará allí en los peores momentos y en los mejores también.
La desconfianza, los celos y el control estarían en el polo opuesto. Si en una pareja predomina la desconfianza la guerra está prácticamente asegurada. Incluso las parejas con relaciones abiertas tienen unas reglas claras que se deben cumplir, porque la confianza no es exactamente fidelidad, la confianza es saber que el otro juega con las mismas reglas que yo y que no va a quebrantarlas.
Deseo espontáneo de que el otro esté bien
Es ese deseo que nace de manera automática de ver al otro/a feliz. Queremos que esté bien y por lo tanto hacemos lo posible por conseguirlo. Si hay algo que le preocupa intentamos arreglarlo, si hay algo que no le gusta intentamos no hacerlo. Buscamos su bienestar y se lo procuramos. Una relación tóxica, raramente se fija en el bienestar del otro/a.
Te quiero, te elijo pero no te necesito para vivir.
Puedo vivir sin ti pero prefiero vivir contigo. Es una elección libre y que no responde a ninguna necesidad o dependencia. No te necesito para vivir, pero desde luego vivir contigo me hace mucho más feliz. El amor genuino no responde a ninguna necesidad. Siempre han existido los matrimonios por conveniencia y aunque por suerte tienden a desaparecer, todavía encontramos personas que evalúan muy bien si su pareja cubre sus necesidades (dinero, estabilidad, deseo de ser padres, proyecto de vida familiar, estatus y un largo etcétera).
El amor es condicional y recíproco
El único amor incondicional que existe es el de padres a hijos y no siempre es así. Pero el amor de pareja debe ser condicional, yo te doy, tú me das. Es mentira que no esperemos nada a cambio, esperamos muchas cosas: que me quiera, me respete, me cuide, me apoye,…
Es más, el amor de pareja debe ser recíproco, yo espero de ti lo que te doy. Es una balanza y debe tender al equilibrio. Si hay uno de la pareja que da más de lo que recibe, la balanza se desequilibra y la relación corre peligro, o se rompe o uno de los miembros está en clara desventaja eso le pasará factura.
Nos relacionamos como adulto-adulto
Uno de los dos no adopta el papel de niño o niña que debe ser cuidado y castigado. Somos dos adultos en una relación adulta y tomamos decisiones en el mismo nivel. Y aunque a veces nos cuidamos y mimamos, esto es recíproco no unidireccional. No usamos el castigo porque tenemos mejores maneras de decirnos cuando una cosa no nos gusta.
Nos comunicamos
Podemos hablar de todo, incluso de lo que no estamos de acuerdo. Pasamos grandes momentos charlando y cada día encontramos nuestro espacio. Pero lo más importante es que sabemos decirnos las cosas, no esperamos que el otro/a adivine lo que queremos porque se lo pedimos abiertamente, cuando decimos que no es porque queremos decir que no y en nuestro vocabulario ganan los elogios hacia el otro/a, en detrimento de la crítica destructiva.
Si esto fuera un test, deberías contestar que sí en la mayoría de preguntas. En las que tu respuesta es no, son un punto de análisis, reflexión y posible cambio.
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