¿Eres de los que ya han acabado sus vacaciones y hoy vuelves al trabajo? Seguramente te notarás más fatigado de lo normal y mucho menos productivo. Después de un período de vacaciones, es muy frecuente que aparezca el llamado síndrome postvacacional. Se estima que casi un 30% de la población lo sufre (según Adecco) y puede afectar tanto a niños como a adultos.
Es muy normal sentirse así y no debes preocuparte, en una o dos semanas pasará. Todos necesitamos un período de adaptación al volver a la rutina, aunque a algunos les afectará más que a otros.
¿Qué es el síndrome postvacacional?
Es un cuadro que aparece después de un período de vacaciones sobre todo cuando este período es largo. Se caracteriza por un grupo de síntomas que afectarán en mayor o menor medida y que suelen durar desde 2 ó 3 días hasta dos semanas.
Estos síntomas son:
- Cansancio físico
- Dolor de cabeza
- Problemas digestivos
- Irritabilidad. Todo te sienta mal y saltas a la primera
- Apatía. No tienes ganas de hacer nada
- Somnolencia. Puede afectar al sueño, puedes tener insomnio, dificultad para conciliar el sueño pero sobre todo sensación de somnolencia durante el día
- Falta de concentración. Cuesta muchísimo rendir en el trabajo porque nuestra capacidad de concentración es muy baja.
- Labilidad emocional. Cambios de humor frecuentes. y sin motivo aparente
- Tristeza. Sensación leve de tristeza de que algo bueno se ha acabado.
- Falta general de energía. Es como si tus pilas se hubieran agotado y todo se te hace un mundo.
No siempre aparecen todos los síntomas ni en la misma intensidad. Los cuatro más frecuentes son: cansancio, apatía, falta de concentración y somnolencia. También puede aparecer ansiedad, aunque es menos frecuente.
No es grave y no suele requerir tratamiento ni psicológico ni farmacológico más allá de algún ibuprofeno 😉
Solo si persiste más allá de las dos semanas y la intensidad de los síntomas es tan elevada que te afecta a tu vida personal y laboral, deberás acudir a un profesional.
¿Cómo podemos superarlo?
Podemos prevenirlo:
- Intenta no juntar todas las vacaciones en un único y largo período al año (aunque esto no es siempre posible y dependerá del sector en el que se trabaje). Es menos probable sufrir este síndrome en cortos períodos de vacaciones (10-15 días).
- Vuelve del lugar de vacaciones un par de días antes de empezar a trabajar. Para empezar a adaptarse al entorno, al calor, a tu casa…Poner las lavadoras y tener ropa limpia para el primer día de trabajo también ayuda.
- Empieza con las rutinas de sueño un par de días antes. No dejes el madrugón para el primer día. Así acostumbras a tu cuerpo al nuevo horario.
Pero a veces no podemos prevenirlo y solo nos queda superarlo:
- Márcate objetivos realistas. No pretendas rendir al máximo desde el primer día, es imposible. Tu capacidad de atención y concentración no es la misma de cuando te fuiste. No pretendas trabajar como el que más, tómate las cosas con calma. Si te marcas objetivos poco realistas, la frustración estará asegurada. No puedes trabajar al mismo ritmo que tenías antes de irte de vacaciones, necesitas unos días para adaptarte. Hay que volver a la rutina poco a poco.
- Trabaja menos. Los primeros días haz menos horas y si puedes empieza a mitad de semana para tener cerca el fin de semana. Vendría a ser como el período de adaptación que hacen los niños en la guardería, el primer día un par de horas, el segundo cuatro y así sucesivamente….
- Disfruta de tiempo de ocio. Sal a tomar algo después del trabajo o a cenar o las dos cosas. No dejes de hacer esas pequeñas cosas que hacías en vacaciones de golpe. Intenta mantener vivo algo del verano (las terrazas al aire libre, tomar algo con amigos, etc…)
- Intenta dormir suficientes horas. Regularizar el sueño es importante para conseguir combatir el cansancio que sentimos. Debemos intentar volver a un horario más normalizado del sueño, venimos de un período en el que nos vamos a dormir tarde y nos levantamos tarde y esto hay que encauzarlo.
- Trabaja tu mente. No permitas que tus pensamientos den vueltas y vueltas al fin de las vacaciones: qué bien estaba allí, ahora estaría tomándome la cervecita, ahora en la playa… Cuanto antes aceptes de buen grado la nueva situación, mejor. No debemos idealizar las vacaciones, seguro que también tuvieron momentos no tan buenos. No podemos dejar que nuestra mente nos engañe pensando que solo se puede estar bien de vacaciones porque no es cierto.
- Trabaja tu cuerpo. La práctica habitual de deporte te ayudará. Aunque puedas pensar, ¿con lo cansado que estoy voy a hacer encima deporte? El cansancio que se experimenta en el síndrome postvacacional tiene una parte que es física evidentemente pero tiene otra que es psicológica y esta no se combate con descanso y reposo, se combate con ejercicio físico leve o moderado.
- Es el momento de marcar objetivos para el año. Me encanta septiembre porque me abre un nuevo año, me gusta planear qué haré. Es el mejor momento para apuntarse a inglés o al gimnasio o hacer aquello que dejaste pendiente antes de las vacaciones. Me llena de ganas el tener nuevos objetivos, mirar al frente y no a lo que ya se ha acabado te cambia el rumbo y el ánimo.
Mireia Navarro explica más detalles sobre síndrome postvacacional
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