Todos los padres pasamos por esta etapa en algún momento de la infancia de nuestros hijos. El miedo es una emoción que nace con nosotros y también crece con nosotros, madura y evoluciona a la vez que maduramos nosotros. Es una emoción adaptativa, nos ha salvado en muchas ocasiones de peligros reales, seguro que a nuestros antepasados les sirvió en más de una ocasión. Pero el miedo mal llevado paraliza y no nos deja avanzar ni a los adultos ni a los niños.
Pero hoy toca hablar de infancia:
¿Cuándo debo preocuparme por el miedo de mi hij@?
Los miedos son normales. Deben aparecer en nuestros hijos. Solo debería preocuparme si mi hij@ tiene muchos miedos que le generan excesivo malestar o miedos que no le tocan por edad.
Miedos según la edad del niño:
A los 9 meses suele aparecer el miedo a los desconocidos. Al principio el bebé se va con cualquiera, aunque reconoce a sus padres y familiares, no tiene problema en irse a los brazos de un desconocido. A partir de los 9 meses, a veces antes o incluso a veces después, aparece este miedo y nuestro bebé llorará si lo coge alguien que no conoce.
A partir de los 18 meses aparece el miedo a la separación. El niño tiene miedo a separarse de sus padres o de las figuras de apego. Es cuando montan el pollo en la guardería y patalean y lloran cuando se separan de ti. Este miedo dura más en unos niños que en otros. Lo mejor es no mostrar ansiedad cuando les dejamos con alguien, hablarles con calma diciendo que volveremos a recogerlos después y despedirse rápido. No vale salir a escondidas. Es un miedo al que se tienen que enfrentar. Al final verán que siempre vuelves y comprenderán que no vas a desaparecer.
A partir de los 7 años los miedos se vuelven más reales, son miedos que podrían pasar (un lobo no va a venir a nuestra casa pero un ladrón…), se parecen cada vez más a los miedos de un adulto. Miedo a que entre un ladrón, a las catástrofes naturales, a un incendio,…. Persiste el miedo a la oscuridad y a quedarse solos también.
Y de adultos, ya los conocéis, ¿no? Miedo al fracaso, a quedarte solo, a que le pase algo a tus seres queridos…En fin, que no nos libramos de ellos.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?
1. Identifica el miedo, ponle nombre
Preguntar a qué tiene miedo. La finalidad es identificar la emoción y ponerle nombre. Esto que sientes es miedo y todos lo tenemos, es algo normal. Así educamos a nuestro hijos en las emociones
Y sobre todo escuchar sin juzgar. Que nos explique exactamente a qué tiene miedo con pelos y señales. Hablar con ellos del miedo como si fuera algo normal y decirles que nosotros también tenemos a veces miedo.
Valiente no es el que no tiene miedos, es el que aun teniéndolos se enfrenta a ellos
2. No des explicaciones racionales
Los miedos son irracionales. Cuando tú intentas calmar a tu hijo diciéndole:
“No tengas miedo si los lobos no pueden venir a casa, si vivimos en un tercero en medio de la ciudad!! Los lobos no trepan por las ventanas y no viven en las ciudades, ni siquiera en las montañas más cercanas”
Esto no sirve de nada, porque en su imaginación los lobos vuelan y entran por las ventanas y los monstruos existen y están debajo de su cama.
Si ni cuando somos adultos nos sirven las explicaciones racionales, imagínate de niños!
Mejor dale una solución imaginativa o todavía mejor, pregúntale:
“¿cómo crees tú que podemos acabar con ese lobo?”
Su propia solución será la que funcione por muy inútil que parezca, sobre todo si le decimos:
“qué buena idea has tenido! Seguro que funciona”.
3. Ayúdale con un cuento
No hay mejor forma de comunicación en la infancia que los cuentos. Con ellos aprenden a gestionar sus emociones y encuentran soluciones para enfrentarse a sus miedos.
Aquí os dejo una selección de los mejores cuentos según la edad de nuestros hijos:
De 0 a 5 años:
Miedo a la oscuridad:
A partir de 6 años:
4. Háblale de tus miedos
Si le dices que tú de pequeño también tenías algunos miedos y hablas de ellos de manera natural, entenderá que tener miedo es algo normal, que no es peor que los demás por tenerlos. Además le puedes explicar cómo superaste aquel miedo que tenías a los 8 años, le puede servir de ejemplo.
Hablar del miedo en casa les transmite que la familia es el mejor lugar para hablar de lo que nos asusta, que puede hablar de lo bueno pero también de lo malo, que nadie le juzgará, un lugar dónde sentirse entendid@ y protegid@.
5. Acompáñale para que no se enfrente sol@
Si tiene miedo a ir al lavabo sol@, no le obligues a hacerlo, aunque sepas que el miedo hay que enfrentarlo. Al principio, tendrás que acompañarle e irle animando para que se atreva a ir sol@.
“ Venga, yo te acompaño y cuando te sientas más segur@, te esperaré fuera”
Una vez superado esto, le acompañaremos hasta el pasillo y así sucesivamente hasta que se vea con fuerza para ir totalmente sol@.
Si tiene miedo a la oscuridad, podemos comprar una linterna de la suerte juntos, que guardará muy cerca de su cama y la encenderá para combatir su miedo.
La idea es que se sientan apoyados por nosotros y no ridiculizados.
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