Uno de los retos de la logopedia es que las sesiones sean lo suficientemente atractivas para captar la atención del niño.
En la planificación de la sesiones es muy útil concretar aquello que vamos a trabajar y el objetivo final. La finalidad siempre ha de ser la rehabilitación, aprendizaje y adquisición de nuevas habilidades, en definitiva resolver o mejorar su problemática.
Hay que evitar caer en la tentación de convertir las sesiones en solo un listado de ejercicios, si se produce en el niño una desmotivación complicará los resultados del tratamiento.
El juego educativo será una parte muy importante de las sesiones, puesto que no hay mejor manera de aprender que jugando, además de ser muy gratificante para el niño.
Como terapeutas podemos ampliar nuestro campo de actuación e intentar potenciar la creatividad del niño, puesto que son múltiples los beneficios que se obtienen.
Para favorecer la creatividad hay que actuar y propiciar ciertas situaciones, crear el ambiente necesario para que se produzca.
Beneficios de la creatividad en la logopedia
Son muchos los beneficios que se consiguen gracias a un pensamiento más creativo y que nos serán muy útiles para un buen tratamiento.
Mejora la autoestima, ya que les dota de mayores recursos para la resolución de problemas. Dependiendo de las dificultades del niño esto es de gran ayuda en el proceso de rehabilitación ya que necesitan en muchas ocasiones mejorar la confianza en sus posibilidades.
Potencia la comunicación y la facultad de expresar sus sentimientos, este es uno de los puntos fuertes y prioritarios en los que se tiene que basar la logopedia.
Desarrolla habilidades sociales, podrá desenvolverse mejor dentro de la sociedad, donde a veces las diferencias se tratan con cierta crueldad.
Como potenciar el pensamiento creativo
Podemos aprovechar sus aficiones y diseñar un material de trabajo más personalizado.
Darle la oportunidad de manipular y desarrollar su propio material, es beneficioso hacerle sentir que su trabajo es importante para las sesiones.
Tener la posibilidad de reformular actividades y ejercicios, por ejemplo: » ¿podríamos realizar este mismo ejercicio de otra manera?» con ello potenciamos la posibilidad de reflexionar sobre la intención y la función del ejercicio.
En definitiva toda actividad que les permita expresarse sin miedo, trabajar la improvisación y desarrollar su imaginación.
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