“Siempre me dijeron que yo debería ser más abierto, aunque creo que ser una persona introvertida, no es una mala cosa. Durante años fui a bares concurridos, muchos introvertidos lo hacen, lo que representa una pérdida de creatividad y liderazgo que nuestra sociedad no puede permitirse. Tenemos la convicción de que toda la creatividad y la productividad viene de un lugar particularmente sociable. Pero la soledad es el ingrediente esencial de la creatividad. Darwin tomó largos paseos por el bosque y enfáticamente negó invitaciones a fiestas. Steve Wozniak inventó la primera computadora Apple sentado solo en un cubículo en Hewlett Packard, donde luego trabajó. La soledad es importante. Para algunas personas, incluso es el aire que respiran”.
Después de pasar el día rodeado de gente y sobrecargado por toda la estimulación que recibimos de nuestro entorno, no hay nada mejor que un momento de soledad para respirar. Nuestra sociedad no respeta esta soledad, no está bien vista. Quién no se casa o no tiene pareja es mirado con recelo. Nadie nos enseña que pasar tiempo solos es bueno, no, bueno no, es necesario. A nuestros hijos les llenamos el tiempo libre de actividades grupales, nunca se aburren, casi nunca juegan solos y esto es un error del siglo XXI que todos cometemos. Si nadie nos enseña el valor de la soledad, no le daremos la importancia que verdaderamente tiene.
Uno de los hallazgos más sorprendentes es que la soledad es fundamental para la creatividad, la innovación y un buen liderazgo. Un estudio realizado en 1994 por Mihaly Csikszentmihalyi (el gran psicólogo de la felicidad) encontró que los adolescentes que no pueden soportar la soledad son incapaces de desarrollar su talento creativo. No se me ocurre otra manera de ser creativo que pasando tiempo solo, no me veo creando nada rodeada de mis hijos o mis amigos. Cuando escribo, lo hago sola, cuando pienso, lo hago sola, cuando leo, lo hago sola, cuando reflexiono o medito, lo hago siempre sola. No hay otra manera. Alguien que teme a la soledad evitará pasar tiempo a solas y por lo tanto se perderá oportunidades de creación. Si este miedo se lo trasmitimos a nuestros hijos, también verán la soledad como algo malo y buscarán siempre la compañía. Para ser independiente debes aprender a estar solo. Si no le tienes miedo a la soledad tienes menos probabilidad de embarcarte en relaciones de dependencia emocional.
Cuando estamos solos podemos reflexionar sobre lo que hacemos y cómo lo hacemos y esto a veces nos da miedo. Pero necesitamos tiempo para conocernos, tiempo para saber qué queremos hacer, qué nos hace felices, tiempo para pensar, decidir, soñar…
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