Centro de Psicología y Logopedia Santa Coloma de Gramenet
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No quiero ir a dormir
Por Magda Sarlé
El sueño es el momento idóneo para “saber estar solo”.
El sueño es absolutamente necesario, pero estrictamente indelegable.
El sueño es esencial para la salud y el desarrollo del niñ@.
Promueve el sentirse alerta, tener buena memoria y comportarse mejor. Los niños que duermen lo suficiente funcionan mejor y son menos propensos a problemas de comportamiento e irritabilidad. Por eso es importante que los padres ayuden a sus niños a desarrollar buenos hábitos de dormir desde una edad temprana.
Solamente durante los primeros meses de vida es aconsejable que el niño permanezca en la habitación de los padres. La necesidad de alimentarle con frecuencia y la posibilidad de que se presenten llantos, hacen que la permanencia en la habitación de los padres sea un factor de comodidad.
A partir del año, debería ser posible que el niñ@ se duerma fácilmente y que consiga no despertarse durante la noche.
Los niñ@s se deben poner en la cama cuando tienen sueño, pero todavía están despiertos, ya que al ayudar a tu hijo/a a dormirse en su propia cama y por sí mismo, estarás favoreciendo las posibilidades de que vuelva a dormirse con más facilidad si se despierta durante la noche.
Para dormirse el niñ@ precisará de un clima ambiental capaz de darle seguridad y que se manifieste con firmeza, ya que dormirse representa separarse y enfrentarse a los contenidos oníricos.
A medida que se acerca la hora de acostarse, conviene que el niñ@ descienda su nivel de actividad, y pasaremos de jugar de forma activa a jugar de forma cada vez más tranquila y monótona.
Lo ideal es establecer una rutina antes de ir a dormir.
“Móntale una pequeña rutina”, que podáis seguir, cuando sea la hora de acostarse para el niñ@, y que sea igual cada noche, algo que le permita ir asociando esos estímulos a la hora de irse a la cama (Ej.: ir al baño, lavarse los dientes, ponerse el pijama, leer un cuento,…).
Favoreceremos un horario regular, un ambiente oscuro, silencioso y con una temperatura adecuada. También se pueden usar objetos que permanezcan con el niño toda la noche (Ej. osito, mantita,..).
En este proceso hay que EVITAR:
permitir que el niño/a inicie el sueño en cualquier otro espacio que no sea su propia cama
acudir a la cama del niñ@ para dormir con él
dejar que el niñ@ se introduzca, hábilmente en la cama de los padres
Hay que SABER que:
coger el ritmo del sueño es algo individual
debemos enseñar los límites de forma adecuada pero con firmeza y seguridad (no solo para
dormir)
los niños/as durante algunas etapas quieren “controlar” a sus padres
“tranquilizar y disponibilidad” no debería significar invadir (es decir: saber que están los
papás y las mamás no quiere decir que se duerman con ell@s)
también el cansancio y la ansiedad de las figuras parentales hace tomar decisiones
nocturnas en relación con los hijos/as (p.e.: por comodidad)
insistir que la separación nocturna es una separación más, por lo tanto, habrá que potenciar
las conductas de autonomía infantil adecuadas a su etapa de desarrollo
existen desórdenes que provocan que el sueño no se desarrolle con normalidad y pueden
afectar a su calidad
Pesadillas: Las pesadillas ocurren durante períodos de transición, estrés o cambios de rutina del niñ@. Por lo general ocurren tarde en la noche y se pueden recordar al día siguiente. El niñ@ se despierta llorando o gritando, pero resulta fácil comunicarse con él y consolarle. Afortunadamente las pesadillas tienen tendencia a desaparecer espontáneamente.
Las estrategias efectivas para eliminar el problema son: estimular al niño a hablar sobre lo acontecido durante la pesadilla, presentar imágenes agradables antes de que se duerma, y evitar la televisión antes de acostarse.
Terrores Nocturnos y Sonambulismo: Ocurren con más frecuencia entre los cuatro y ocho años de edad. Suelen aparecer temprano en la noche y el niñ@ está entre dormido y despierto, y por lo general no recuerda lo ocurrido al día siguiente. El tratar de despertar y consolar al niño no es efectivo e incluso, puede prolongar el evento.
Los Terrores Nocturnos consisten en episodios recurrentes de despertar súbito. La mayor parte de las veces es un trastorno benigno, transitorio y que no requiere tratamiento, ya que suele remitir de forma espontánea.
I en el Sonambulismo el niñ@, sin despertarse, se levanta de la cama y deambula por su habitación o por el resto de la casa. Se interpreta como una alteración del ritmo del sueño y si no es recurrente no implica riesgos, siendo con frecuencia evolutivo y mejora en forma espontánea.
Apnea del Sueño: En la apnea del sueño ocurren pausas en la respiración durante el sueño. Los niños con apnea habitualmente roncan, su sueño es inquieto y pueden manifestar somnolencia durante el día.
Los factores de importancia en el desarrollo de la apnea del sueño en niñ@s, son la hipertrofia (engrandecimiento) de las amígdalas y adenoides, alergias nasales, obesidad y otros problemas médicos; debiendo consultar a su médico o especialista.
Narcolepsia: En general tiene su inicio durante la pubertad. Loa niñ@s con narcolepsia desarrollan somnolencia y “ataques incontrolables de sueño” durante los cuales se quedan dormidos contra su voluntad. La narcolepsia requiere un diagnóstico definitivo por un médico.
Aunque la mejor prevención y tratamiento de los trastornos del sueño se consigue cuando se establece una buena higiene del sueño, que debe ser adecuada tanto al estadio evolutivo del desarrollo del niñ@ como a las necesidades fisiológicas y culturales de la familia; siempre que tengamos la sospecha de alguna de estas alteraciones o notemos que el niño no está descansado durante el día y padece somnolencia, conviene consultar con un especialista.
Psicóloga y psicoterapeuta con más de 20 años de experiencia en clínica infanto - juvenil y de adultos. Colegiada núm. 13.901- COPC miembro del equipo del Teu Espai
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