Muchos padres de niños pequeños se quejan de que no saben qué hacer para controlar a sus hijos, que sus hijos no les obedecen o que en algunas situaciones los menores se comportan como pequeños déspotas que mandan sobre sus padres.
Nos podemos preguntar con demasiada frecuencia, si a esta edad mis hijos hacen esto ¿Qué harán cuando sean adolescentes?
Este problema educativo es cada vez más frecuente: la dificultad de poner límites por parte de los padres a sus hijos desde que son pequeños.
Cuando no existe límites claros nuestro hijo puede volverse tirano e irascible y actuar de manera pasiva.
¿Por qué es tan importante poner límites firmes?
- Primero de todo porque a nivel personal nuestros hijos NECESITAN que se les marquen unas normas.
- Las normas y los límites generan SEGURIDAD y PROTECCIÓN y así mismo podrán integrarse mejor en nuestra sociedad y protegerlos de riesgos futuros.
- Así la convivencia será más pacífica en el hogar.
Muchas veces los padres han de repetir innumerables veces a su hijo una consigna para que la realice y muchas veces solo termina realizándola si los adultos acaban gritando como ultimátum.
La ideal sería poder educar desde la tranquilidad pero siendo firmes y de manera constante, pero esto no significa emplear siempre el castigo, ni las amenazas.
Se ha de dejar claro que la autoridad en el hogar lo tienen los padres y no los hijos y por tanto los padres tienen que confiar en ellos y creérselo y como consecuencia los hijos tienen que respetarlo.
Orientaciones para poner límites claros y eficaces:
- SER CONCRETOS: cuando se quiera establecer una consigna se ha de hacer lo más concreto posible y evitar así las ambigüedades.
Por ejemplo, si se quiere establecer la hora de ir a dormir la mejor sería decir: “la hora de acostarse es a las 21,30” y no “Ir pronto a la cama”.
- SER ASERTIVOS y decir las cosas con tranquilidad. Para establecer límites, dar las órdenes y consignas lo ideal es hacerlo con un tono de voz normal, no hace falta gritar ya que si gritamos estamos perdiendo el control tanto de nosotros mismos como a nivel familiar y de convivencia.
- Las CONSIGNAS SE HAN DE CENTRAR EN LA CONDUCTA. Para dar una consigna esta debe ser clara y únicamente decir lo que queremos que se realice o deje de hacer. Es decir, hacer sobre la conducta y no sobre el niño ni sobre su actitud.
Por ejemplo, no decir “eres un maleducado” o “no te comportes como un niño pequeños” sino decir: “No se ha de insultar”, “Espera a que acabe de hablar y no me interrumpas”
- ACTUAR CON CONSECUENCIA, es decir, fijar la consecuencia que tendrá sino cumple el límite y recordársela siempre. Por ejemplo “si no te vas a dormir a las 21 h el próximo día no iras al parque”.
Los niños tienen que saber que sus padres actúan como han dicho y así será capaz de saber sus normas y las respetara ya que si no tendrán una consecuencia.
A la vez es importante no caer en el chantaje emocional, ni en amenazas ni descalificaciones.
Algunos libros que contienen estrategias y orientaciones en este sentido son:
- Poner límites. Cómo educar a niños responsables e independientes con límites claros de R.J. MacKenzie.
En este libro se explican técnicas y estrategias que ayudan a nuestros hijos a comportarse como los adultos esperan y además ayuda a corregir conductas incorrectas.
- Ni rabietas ni conflictos de Rosa Jové
Se explican soluciones para los problemas de comportamientos con nuestros hijos de 0 a 12 años.
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