¿Cuánto tiempo le dedicas a jugar con tu hijo/a diariamente?
Replanteemos la pregunta:
¿Cuánto tiempo le dedicas a jugar con tu hijo/a semanalmente?
Sabemos que hoy en día apenas hay tiempo para jugar con nuestros hijos: los horarios de trabajo, las extraescolares, las tareas domésticas, los deberes, etc. Y al final de la jornada uno se da cuenta que no ha compartido ni un momento lúdico con los suyos. Y esto, ¿en realidad nos hace sentir bien? Encontrar un hueco cada día para jugar ellos es tan importante para el desarrollo de los niños como una buena alimentación. Expertos corroboran que, si los padres dedicasen jugar con sus hijos regularmente en los primeros años de la infancia, los problemas disminuirían considerablemente en la etapa de la adolescencia. Un artículo publicado por la Academia Americana de Pediatría (AAP) matiza que el juego permite a los niños expresar su creatividad y desarrollar su imaginación, su destreza manual y sus aptitudes físicas, cognitivas y emocionales, aspectos fundamentales para un desarrollo saludable del cerebro. Además de dichos aspectos, se recalca también que los niños/as aprenden a trabajar en grupo, a compartir, negociar, resolver conflictos y a defender sus puntos de vista.
Estudios recientes aconsejan a los padres que dediquen al menos media hora diaria a jugar con sus hijos. Aunque pueda parecer poco tiempo, es suficiente si las actividades se realizan en las condiciones adecuadas y los adultos las han pensado con antelación.
Siempre les decimos a los padres que los niños necesitan 3 cosas: Juego, límites y amor; eso es todo.
A continuación, propondremos algunos juegos que serían recomendables que los padres jugaran con sus hijos.
1. Juegos de mesa:
- Conocer que hay unas normas en el juego y que las tienen que respetar
- Aumentar su tolerancia a la frustración. Los padres de vez en cuando tienen que dejarle perder.
- Relacionarse mejor con los demás
* También podéis crear vuestro juego de mesa personalizado. En consultas de psicología, se crean juegos de mesa donde el niño y el psicólogo inventan el juego para así hacerlo más auténtico y desarrollar más su creatividad además de fortalecer el vínculo terapéutico. Por ejemplo, “la Oca de las preguntas”: en cada casilla de la Oca tradicional podemos poner preguntas como: 3 cosas que te hacen feliz, tus dos mejores amigos, donde te gustaría volar si tuvieras alas, etc. De esta manera, los jugadores se conocen más haciendo que haya una conexión más especial entre ellos.
2. Juego de roles:
Los niños imitan el papel de los adultos, como juego de rol, para reflejar las actividades que éstos realizan a diario. Los niños pueden interpretar el papel de “papás”, “médicos” y “profesores”, “cocineros”, etc.
- Los niños desarrollan imaginación al crear papeles de otras personas. Aquí los padres pueden observar la visión que tienen sus hijos en el mundo. Y si algo ven que no es adecuado, les pueden dar estrategias para mejorarlo. O también, podemos detectar si tienen algún problema o les angustia algo o simplemente tienen una percepción errónea de la situación. Por ejemplo, problemas con niños de la escuela: en el role-playing se podría llegar a observar.
3. Juegos de construcción:
Hay un sinfín de beneficios en dichos juegos:
- Ayudan a potenciar su orientación viso-espacial y su equilibrio
- Desarrollo de las habilidades motrices
- Ayudan a que los niños sean más organizados
- Desarrollan la intuición y la agilidad mental ya que han de procesar datos y solucionar rápidamente los problemas que puedan plantearse durante el juego de construcción
Una construcción que les encanta a los niños es construir una cueva o una tienda de campaña los dos juntos. Es una manera de fortalecer lazos entre padres e hijos creando un espacio especial para ellos.
4. Ejercicio físico:
Quizás el ejercicio no sea visto como un “juego”, pero si lo es. Ir en bicicleta con tu hijo, jugar a futbol en el parque o hacer carreras en el agua, es un JUEGO con todas las letras.
Fijémonos que cada vez hay más lugares donde se puede hacer deporte en familia. Se trata de compartir los hábitos deportivos en familia, fortaleciendo el vínculo entre padres e hijos, que incluso pueden acabar compartiendo un auténtico hobby.
Hay una cantidad interminable de actividades divertidas que se pueden realizar: patinar juntos (diversión garantizada), baile (zumba, rumba, sevillanas, etc), juegos de pelota, senderismo, montañismo, escalada, etc.
Como vemos, hay una interminable cantidad de juegos que pueden sustituir claramente a los video-juegos y a la televisión. Está claro que éstos también forman parte de la vida de ellos, pero si podemos reducir el tiempo de estos e implementar más tiempo con los mencionados anteriormente, ayudaremos a los niños a que sean más autónomos, sociales, creativos y, sobretodo, más felices.
Un último consejo: antes de empezar a jugar con ellos conviértete en niño/a; ayuda a disfrutar más del juego.
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