EMOCIONES EN CASA
El niño ríe, llora,…, bien como respuesta emocional a lo que siente, bien imitando a los adultos que tiene alrededor. Es muy importante valorar nuestro estado emocional (cómo nos sentimos) porque es lo que transmitimos al niño. Somos modelos de nuestros hijos.
Es importante que construyamos una relación con los niños en la que la RISA tenga un lugar importante, que bromeemos con ellos, que no dejemos que NUESTROS problemas interfieran en la relación con ellos. Nuestros padres probablemente no jugaron con nosotros, pero aún así nosotros tenemos la oportunidad.
La RISA sana, auténtica, es de lo más saludable, activa la producción de endorfinas (transmisores del cerebro que aportan alivio y bienestar en la persona) y, además, dicen que alarga la vida. Cuando mostramos alegría animamos a los que tenemos alrededor. Cuando el niño expresa alegría, es importantísimo que lo reforcemos con expresiones del tipo: “¡Me encanta cuando te ríes!”, también le podemos acariciar como reconocimiento.
Es muy positivo cuando le hablamos de experiencias propias, de cuando éramos niños, de nuestra experiencia y, sobre todo, de cómo nos sentíamos, y que entienda que está pasando por algo normal que se resuelve, y además que vea que estáis con él.
Hay muchos juegos para trabajar la alegría: los chistes, adivinanzas, las canciones sin sentido, guerra de cosquillas, leer juntos tebeos o cómics divertidos, jugar a disfrazarse, andar de puntillas, concursos de risa (de mirarse y haber quien se ríe antes), hablar con la “t”, etc. Siempre con un autocontrol. Los abrazos son muy gratificantes y relajantes. ¿A quién no le gusta un repertorio de mimos?
En ocasiones es las que no podemos expresar la tristeza (por diferentes motivos), aunque tengamos ganas de llorar, es posible que las lágrimas no afloren. Lo que muchas veces conlleva, a la irritabilidad, pasividad, pesadillas, mal humor, quejas de que le duele el cuerpo, etc. toda esta reserva de emociones es negativo, él necesita sacar lo que tiene dentro. En estos momentos en que los niños están tristes y necesitan ser reconfortados, podemos ayudarles con abrazos, mimos, dejando que salgan sus lágrimas SIN decirle “ya está”, “que no es para tanto”, etc; de esta manera se sienten comprendidos, protegidos y escuchados.
La necesidad de expresar AMOR es un componente importante en las relaciones. Es importante que ellos sepan que los queremos sean como sean. Es imprescindible separar el amor que nos vincula a nuestros hijos de su conducta.
¿Cómo jugar con nuestros hijos?
Cuento del “Patito Feo”: Enseña a cómo uno se siente cuando no recibe amor.
“Juego del Lazarillo”: Se va a tapar los ojos y le va a llevar de la mano para que descubra el mundo con sus otros sentidos. Nosotros le llevaremos con mucho cariño y cuidado, avisándole si tiene que subir o bajar un escalón, ir a la izquierda o derecha, le ponemos poner la mano en un recipiente que esté calentito, le damos un poco de chocolate, de manera que, de forma amorosa y protegida, el niño vaya disfrutando de estas experiencias con sus sentidos y eso le permita ir AUMENTANDO el vínculo y la confianza con vosotros. Es muy importante NO engañarle, ni siquiera en broma.
Juegos NO COMPETITIVOS:
– Manualidades: sobre todo el tema de pintar con acuarelas (relaja muchísimo). Libro: “En vez de ver la tele” (está en la biblioteca).
– Puzzles: construcciones.
– Playmobil: Observar cómo es su tipo de juego y después canalizar su posible agresividad.
En conclusión, madres y padres son responsables de instruir y gestionar las emociones de nuestros hijos ya en edades tempranas. Somos un modelo ejemplar para ellos, y por esta razón debemos concienciarnos sobre la importancia que tienen nuestros sentimientos en la educación emocional del niño.
Hola, mi educación en mi niñez no fue a gritos; siempre con educación y rigor pero sana, actualmente vivo con personas que acostumbran a gritar y con mis hijos estoy llegando a esa mala costumbre.