Muchos de nosotros somos esclavos de lo que pensamos. Hay noches que nuestros pensamientos son tan altos que no nos dejan dormir, otras veces son tan aterradores que no nos dejan vivir y otras, tan silenciosos que, aunque no los oigamos, siguen ahí.
Pueden controlar fácilmente nuestra vida, nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental. Porque lo que pienso, sea consciente o no, determina lo que soy.
Podéis ver nuestro vídeo sobre este tema
Los nutricionistas dicen que somos lo que comemos y los psicólogos podríamos decir que somos lo que pensamos. Por eso hay que darle la importancia que se merece.
¿No os pasado nunca que tenéis un mal día y no sabéis por qué? ¿O que empezáis a sentiros mal y no detectáis qué hay detrás? En la mayoría de las ocasiones lo que hay es un pensamiento, o varios, que aparecen de manera automática y que puede que no sean ni conscientes. Son los que yo llamo: los silenciosos.
Y es que en Occidente no estamos entrenados para controlar nuestra mente. La dejamos a su libre albedrío sin tener en cuenta que las leyes que la rigen a veces tienen más de 1000 años, como instintos de supervivencia. Y es que vivimos con el piloto automático puesto a merced de una mente programada para sobrevivir y no para ser feliz.
PENSAMIENTOS AUTOMÁTICOS
1. INDETECTABLES
La mayoría son indetectables. Lo primero que sentimos es la emoción desagradable, sin ni siquiera darnos cuentas que antes de esa emoción ha habido un pensamiento. Vamos tan en piloto automático, que son casi como el respirar y lo hacemos sin darnos cuenta.
Nuestra mente tiene mucho trabajo y además debe interpretar constantemente todos los estímulos que le llegan. Por eso necesita ser rápida, tanto que a veces ni lo detectamos.
Porque realidad no hay solo una, esa que está ahí fuera, realidad hay tantas como personas observándola. Nosotros no podemos nunca ver la realidad tal y como es, nos tenemos que conformar con ver una interpretación que nuestro cerebro ha hecho para nosotros. Y siempre tiene sesgos, como yo digo barre para casa.
Si me creo la persona más fea del mundo, mi mente solo verá estímulos que me demuestren esa teoría. Así es como me llega un estímulo y casi sin darme cuenta aparece un pensamiento “eres la más fea del grupo” y lo primero que yo detecto es un malestar, una incomodidad y empiezo a querer irme de este grupo de gente y ni siquiera sé por qué. Si queréis profundizar más sobre los autoengaños de nuestra mente podéis leer nuestro post https://elteuespai.com/poder-del-autoengano-descubre-como-te-mientes/
2. SON CORTOS Y NEGATIVOS
A menudo son dos palabras o a veces una. Con frecuencia ni siquiera son una frase. La tendencia, en un porcentaje muy elevado de la población, es que usen un lenguaje bastante despectivo hacia uno mismo. Y es que si alguna vez nos parasemos a escuchar como nos hablamos nos daríamos cuenta de que jamás le hablaríamos así a alguien y menos a alguien a quien queremos. Si, es así, a la persona que peor tratamos suele ser a nosotros mismos:
- Soy insuficiente
- Soy incapaz
- Soy feo
- Y podría seguir…
Otras veces son un poco más elaborados. Pero estos ya suelen ser más conscientes. Son los de pasado y los de futuro:
- PASADO
- Darle vueltas a algo del pasado y llenarme de debería haber dicho esto y no lo otro, no debería haber…Casi siempre culpabilizadores.
- FUTURO
- Me voy a una película de futuro que me invento, porque la mayoría de las veces no suceden como yo lo he imaginado. Y además me la invento en negativo, para que voy a hacerlo en positivo pudiendo llenarme de malestar.
3. NO PASAN NINGÚN JUICIO
Te los crees sin más, sin que pasen ningún filtro. Y es que la mayoría están basados en creencias irracionales que tenemos arraigadas en la parte más profunda e inaccesible de nuestro cerebro y que son el filtro por donde yo paso toda la información que recibo. Para que os hagáis una idea sería como poner un filtro de color negro a todo lo que va a entrar en mi cerebro.
Y no es que nuestra mente nos quiera hacer daño, no es eso, es que, como ya os he dicho antes, está programada para que sobrevivas no para que seas feliz. Por eso necesitamos controlarla, para poder usarla de manera más óptima.
4. SON APRENDIDOS
Están hechos a fuego lento, durante años y años, influidos por nuestra familia, amigos, cultura, sociedad, medios de comunicación etc… Por eso son tan difíciles de cambiar, porque llevamos años aprendiéndolos.
Llevan tanto tiempo contigo, que son tu voz, tu voz interior y claro, le das la máxima credibilidad.
APRENDE A CONTROLARLOS
1. Sé consciente
Esto nos lo da el mindfulness. Necesito tomar consciencia de lo que pienso y para ello debo entrenarme en escuchar a mi mente, a través de la meditación podré escucharla y podré controlarla para enfocar mi atención en lo que yo quiero. Cuanto más me entreno en meditación, más consciente me hago de mis pensamientos.
Si para estar bien físicamente tengo que llevar una dieta equilibrada y hacer ejercicio moderado, para estar bien psicológicamente algo tendré que hacer, no me lo van a dar gratis. Tengo que meditar, tomar consciencia de como me hablo, en qué tono, qué me digo y cuantas veces al día.
2. Vive tu presente
Mindfulness otra vez. Si yo no me voy al pasado no entro en la trampa de la nostalgia que parece que cualquier momento pasado fue mucho mejor y si no me voy al futuro elimino la tendencia que tengo a pensar que de lo malo me pasará justo lo peor.
La mente tiene que estar en presente. Si estás pensado o preocupándote por algo que no ha pasado, dile a tu mente ¿esto está pasando ahora? ¿Es presente? Si la respuesta es NO, entonces no debería estar ocupando tu mente.
Para eso debemos entrenar nuestra mente para que esté en el presente. Escoge un momento del día para disfrutarlo de manera consciente y no permitas que tu mente se vaya. Por ejemplo, en la ducha o paseando, durante ese tiempo te propones mantener tu mente plena, solo observando tu presente. Como el agua que cae, las sensaciones de tu cuerpo, el aire que respiras, etc… tu mente se irá a hacer la lista de la compra, no pasa nada, cuando te des cuenta la vuelves a traer a tu momento presente. Recuerda, es un entrenamiento, se trata de hacerlo a diario el resto de tu vida.
Si queréis profundizar en el mindfulness os recomiendo este post https://elteuespai.com/que-es-el-mindfulness-aprende-a-ponerlo-en-practica/
3. Páralos
Una vez ya te has entrenado en escuchar a tu mente, en detectar esos pensamientos negativos que son la voz de tu cabeza, toca aprender a pararlos. Puedes usar frases para hacerlo por ejemplo, no voy a preocuparme por esto ahora, me libero de los juicios, no voy a dejarte perder el tiempo con esto, etc…
Usa la frase que mejor te vaya para cada pensamiento. Notarás que tienes unos pensamientos recurrentes: algunos son de inferioridad, de tu no vales, otros son de autojuicios, otros de futurizar en negativo, otros de dar vueltas y vueltas al pasado… Para cada uno de ellos escoge una frase para decírtela cuando aparezcan o simplemente usa la palabra PARA.
4. Busca una distracción
Haz otra cosa, algo que ocupe tu atención y tu mente y te permita parar esos pensamientos. Queda con un amigo, ponte música y canta, haz alguna actividad que requiera concentración, busca aquello que te sirve como distracción para que tu mente deje de estar en bucle con un pensamiento negativo.
5. Sitia a tu mente
No te permitas más ir en piloto automático. Tienes que tomar las riendas de lo que piensas porque es la única manera de que tomes las riendas de tu vida. Dejar que tu mente te dirija sin una supervisión es como dejar que tu empresa vaya sola o que tu hijo se críe sin tu ayuda, es decir, es un verdadero desastre.
Toma consciencia de lo que piensas, enfócate en lo que quieres, haz que tu mente preste atención a lo que es en realidad importante y que normalmente está en nuestro presente. Medita a menudo. Háblate con cariño, no te permitas usar ese tono despectivo que usas contigo mismo. Detecta tus creencias irracionales, recuerda que normalmente empiezan por Yo soy y les sigue algo negativo. Y cuando las detectes, destrúyelas, porque son falsas.
Si eres lo que comes, aliméntate bien, si eres lo que piensas, hazlo bien y sobre todo hazlo tú, hazlo de manera consciente.
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