Funcionar con el piloto automático puede ser muy útil para conseguir cumplir con nuestros objetivos a corto plazo, nuestra cotidianidad, ignorando completamente la demanda de nuestro “yo” más profundo.
Pero cuando nuestro cuerpo y nuestra mente deciden que ya es suficiente, que tenemos que parar, es cuando nos enfrentamos a una gestión que implica más razonamiento, autoconocimiento y en el que entran en juego nuestros pensamientos y emociones.
“Del mismo modo que el océano tiene olas en su superficie y debajo las profundidades silenciosas, nosotros también podemos conocer los patrones de pensamientos de la superficie, así como las profundidades más tranquilas de nuestro interior”
(Roberta Lewis)
El autocuidado requiere de tiempo y constancia. Se trata de alcanzar un estilo de vida en el que consigamos un estado de calma y bienestar que socialmente cada vez deseamos más y más.
No dejemos de lado que funcionamos como un sistema multidisciplinar por lo que es necesario observarnos como un todo formado por cuerpo y mente en el que cualquier cambio en uno de los sistemas pueda afectar al otro.
¿Cómo trabajar en el autocuidado?
- Actividad física. Mantener una vida activa nos aporta beneficios tanto físicos como psicológicos. Al hacer ejercicio liberamos hormonas como las endorfinas y la dopamina, las cuales facilitan una mejora de la salud subjetiva, estado de ánimo, bienestar y un descanso de mayor calidad. (Arruza, Arribas, Gil de Montes, Irazusta, Romero y Cecchini, 2008).
- Buena alimentación. Escoger alimentos de temporada y saludables permiten hacernos sentir mayor saciedad y evitar malestar al ser digestiones más ligeras. Cuidarse por dentro también incluye realizar pequeños cambios en nuestra alimentación para aportar a nuestro organismo los nutrientes esenciales para un correcto funcionamiento de nuestros sistemas. Ésta práctica es totalmente opuesta a las clásicas dietas restrictivas en las que en la mayoría de casos se dan índices de ansiedad y sobre ingestas. Hacer un pequeño gesto de escuchar a nuestra mente en lugar de a nuestro estómago cuando creemos sentir la necesidad de ingerir ciertos alimentos puede ayudarnos a identificar así como a gestionar nuestras emociones en los momentos en los que más lo necesitamos.
La práctica del mindful eating está diseñada para hacer un trabajo consciente de nuestra alimentación dirigiéndose por nuestras propias experiencias internas momento a momento. Tal como explica la Dra. Jan Chozen Bays, pediatra y autora de Comer atentos (Mindful Eating): Guía para redescubrir una relación sana con los alimentos comer mindfully es una experiencia única basada en aprendizajes en el que se reemplaza la autocrítica por el autocuidado, la ansiedad por la curiosidad y la culpabilidad por el respeto a nuestra sabiduría interna. Algunas cuestiones que nos hace plantear son: ¿Tengo hambre? ¿Dónde siento el hambre? ¿Qué es lo que realmente ansío? ¿Qué estoy saboreando justo ahora? Chozen
- Adecuada higiene del sueño. De la misma manera que por la mañana dedicamos tiempo a prepararnos para iniciar el día y salir a la calle, es interesante pensar en un pequeño ritual nocturno para irnos a dormir. Evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarte, darse una ducha de agua tibia, escuchar música relajante o una meditación, utilizar luces cálidas, reducir la ingesta de cafeína o teína y practicar algún tipo de actividad física puede contribuir a conseguir un mayor descanso.
- Practica la meditación. Se trata de una actividad cada vez más extendida y que aporta numerosos beneficios como conseguir una reducción de la ansiedad, del ritmo cardíaco, disminuye la producción de hormonas del estrés y nos permite conseguir un estado de calma para nuestro día a día. Meditar no consiste en desconectar y evadirse de todo lo que nos rodea sino en reconectar con nuestro yo más profundo. El objetivo de la práctica es conseguir que un estado de conciencia centrada en el presente en el que podamos decidir cuánta atención les damos a nuestros pensamientos los cuales suelen estar habitualmente basados en hechos del pasado o anticipándose al futuro. (Chopra, 2013) Es interesante buscar un momento al día dedicado a la práctica de la meditación, pueden ser 10 minutos e ir aumentando el tiempo. Existen numerosos videos en youtube de meditaciones guiadas y diversas aplicaciones para guiarte en los inicios de esta maravillosa actividad.
- Dedícate tiempo. Mirar el reloj y anteponer a otras personas a nosotros mismos es una situación muy común en nuestras vidas. La frase “el cuidador debe ser cuidado para poder cuidar” describe perfectamente el mensaje de este consejo. Necesitamos dedicarnos momentos, regalarnos pequeños placeres, sencillamente permitirnos hacer lo que nos apetece. Leer un libro, dar un paseo, hacernos un masaje, comer algo especial o simplemente relajarse y meditar unos minutos, son pequeñas acciones que nos pueden hacer sentir bien y recompensadas.
- Acude a un profesional si lo necesitas. Es importante ser honestos con nosotros mismos y ser conscientes cuándo no podemos lidiar con nuestros recursos personales ante ciertas situaciones que nos generan malestar. En esos momentos recuerda que puedes acudir a un profesional cualificado para acompañarte en el camino y ayudarte a adquirir pequeños cambios en tu vida personal que facilitarán el hecho de vivir con mayor plenitud y bienestar.
El autocuidado es validarnos como personas importantes para nosotros mismos. Y solo nosotros mismos podemos cuidar nuestro cuerpo y mente para que ambos puedan responder a nuestras exigencias y peticiones y a las que nos exponga el entorno.
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