Una buena educación y acompañamiento emocional es la base de un buen desarrollo tanto físico como psíquico, y está implicado en la adquisición de capacidades y habilidades, autoestima, identidad y autonomía.
¿Qué entendemos por acompañamiento emocional? ¿En qué se diferencia con la educación emocional?
Cuando hablamos de acompañamiento emocional nos referimos a la capacidad de estar presentes i disponibles ante el mundo emocional propio y de los demás. Aunque parece muy fácil dicho así, suele ser complicado llevarlo a cabo, ya que ¿hasta qué punto podemos observar y acompañar emocionalmente a nuestros hijos y no juzgarlos?
Sin embargo es importante que permitamos, aunque nos duela, que nuestros hijos vivan tanto emociones buenas como malas. Lo importante es que les acompañemos en el proceso, de la forma más respetuosa posible y sin juzgarles.
¿Cómo podemos acompañar correctamente a nuestros hijos?
Es importante recordar que no existen recetas mágicas, pero nos gustaría dar algunas orientaciones que os sirvan de ayuda para acompañar las emociones de vuestros hijos.
- Es importante que miremos a los ojos: muchas veces miramos a los niños desde “arriba” y eso no favorece nada en la comunicación y relación con nosotros y los demás.
- Debemos aceptar las 4 emociones básicas, cómo emociones que forman parte de nuestras vidas. Todo acompañamiento no impide las vivencias.
- Utiliza un tono de voz relajado, que transmita calma.
- Debemos evitar los juicios de valor hacia las emociones de nuestros hijos. Lo importante es no condicionar sus emociones cuando les acompañamos. Así también evitamos una dependencia del niño/a hacia la continua aprobación del adulto.
- Hemos de respetar sus momentos y espacios personales. Es importante dar espacio y reconocer sus sentimientos sin negarlos ni minimizarlos.
- Escuchar con atención plena. Muchas veces estamos más pendientes de buscar una respuesta a los que nos están explicando, que de escuchar lo que realmente no quieren decir.
- No juzgar las emociones como buenas o malas. Esto nos ayudará a que los niños/as o se sientan culpa hacia sus sentimientos.
- Favorece el juego libre. Solo o con más niños. Obligar a los niños a jugar con otros no es necesario, que sea el niño quien decida finalmente que es lo que quiere hacer.
- Es importante promover razonamientos claros y con un lenguaje acorde a su edad.
- Han de vivir las consecuencias de sus acciones.
- Hemos de respetar el ritmo de cada niño. Cada niño es diferente y es importante respetar su individualidad y ritmo propio, sin forzarlo.
- Es importante recordar que la vida de nuestros hijos no es la nuestra. Las expectativas que se tienen de ellos son peligrosas, ya que en ocasiones queremos que ellos hagan todo aquello que nosotros no hicimos, o no cometan los mismos errores. Eso provoca que no dejemos que sean ellos mismos los que elijan.
- Hemos de potenciar que las cosas las hagan por ellos mismos. Si lo hacen porque otros lo esperan de ellos, no llegaran a conectar con lo que están viviendo y por lo tanto no conectaran con el logro conseguido, de la misma manera.
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