Las películas románticas y las canciones de amor, son preciosas pero no cuentan toda la verdad. Normalmente solo hablan de dos fases: la de enamoramiento o la de ruptura y desesperación. Sería poco atractivo para un guión de Hollywood, explicar el día a día de una pareja que lleva 10 o 20 años y que ya no se pasan el día mirándose embobados el uno al otro.
Pero en la vida real, la gran mayoría es lo que buscamos, una relación de pareja estable, formar una familia…
Aunque vamos poco preparados. Nadie nos lo explica y las películas nos confunden más si cabe.
Una relación de pareja es algo que está en constante evolución, crece con nosotros, pasa crisis como nosotros, madura, envejece y cambia. Necesariamente debe cambiar porque si no lo hace, desaparecerá.
Y los cambios muchas veces van precedidos de crisis. Crisis personales, crisis de pareja, crisis laborales, crisis existenciales, etc…
Todos hemos tenido alguna vez dudas sobre el amor, dudas sobre si seguir en una relación de pareja o no. Y esto no significa necesariamente que se tenga que acabar. Una relación estable requiere dedicación, es como un jardín que necesita abono, cuidados y agua.
Sin embargo, a pesar de que se trate de algo tan común, muchos de nosotros no estamos preparados para sentir estas dudas en el amor y lo solemos pasar muy mal. ¿Significa esto que no es la persona adecuada para mí? ¿Deberíamos romper, a pesar de que hasta ahora todo ha ido bien?
Las prisas no son buenas, hay que saber esperar la respuesta: “ni antes ni después todo llega exactamente cuando tiene que llegar”
Ahora ya sabemos que las dudas y las crisis pueden ser normales en una relación de pareja estable. Veremos las más frecuentes:
EL FINAL DEL ENAMORAMIENTO
El amor no está en el corazón, está en el cerebro y en concreto en el núcleo caudado (ganglios basales) y en el área tegmental ventral. El núcleo causado está en lo más profundo de nuestro cerebro, el más antiguo.
Helen Fisher una prestigiosa antropóloga de EEUU que ha dedicado años de su carrera a estudiar el enamoramiento descubrió dónde se localiza y cómo funciona:
“Cuando vi por primera vez las imágenes del cerebro enamorado con las regiones activas iluminadas de amarillo brillante y naranja sentí una admiración sobrecogedora. He visto la actividad del flujo sanguíneo en esas áreas y comprobado las sustancias químicas. Hay dos regiones muy activas: el núcleo caudado, una primitiva región en forma de C descubierta hace poco y relacionada con el sistema de recompensa del cerebro, la excitación sexual, las sensaciones de placer y la motivación para lograr recompensas. La otra es el área tegmental ventral, ATV, la veta madre de las células que producen dopamina.
Así que la fase de enamoramiento es una especie de adicción a la persona amada. Solo estamos bien cuando estamos con él/ella. Perdemos el apetito, sentimos euforia y nos obsesionamos con el amado/a. Este estado no puede durar mucho, porque entonces nuestra especie estaría en riesgo de extinción. Si nuestros antepasados hubiesen estado enamorados largos períodos de tiempo habrían sido devorados por los leones en más de una ocasión.
Esta fase suele durar entre 6 meses y 1 año. ¿Y después qué? Pues justo aquí, al final de esta fase, es dónde se dan más rupturas. La pareja puede pasar a un amor más realista y más tranquilo donde el ser amado deja de ser idealizado y vemos tanto sus virtudes como sus defectos. O la pareja puede sufrir una ruptura.
Al llegar aquí, muchas personas piensan, si ya he perdido la magia y solo llevamos un año (o dos años) ¿qué pasará cuando llevemos 20? Y no entienden que una relación está en continuo movimiento, que cambia, evoluciona y pasa crisis. También puede acabarse, claro, es una opción tan válida como cualquier otra, puede que se acabe el amor.
LA CONVIVENCIA Y EL COMPROMISO
A los cuatro años de relación (o a los tres o a los cinco, depende de cada relación) aparece la necesidad de pasar al siguiente nivel. Al del compromiso. Y aquí nos volvemos a plantear muchas cosas. Puede ser que los dos lleguen a este punto con el mismo compromiso y deseen iniciar la convivencia, pero también puede pasar que el nivel de compromiso no sea el mismo.
Habrá parejas que se irán a vivir juntos pero también habrá parejas que se separarán.
Convivir no es tan sencillo, sin darnos cuenta, vamos a formar toda una red de normas implícitas que guiarán nuestros comportamientos futuros. Quién se encarga de tal cosa y de tal otra. Qué comemos, cómo nos organizamos, qué normas cumplimos y qué normas nos saltamos, etc…
A veces esto se formará solo, sin grandes dificultades pero otras veces no. Dependerá del nivel de compromiso de los dos y de la funcionalidad de la pareja. Si son capaces de formar un equipo, ganarán el partido. No me sirve de nada que todos mis jugadores sean delanteros, necesito delanteros y defensas. Si tu eres bueno metiendo goles haz de delantero y no critiques a tu pareja porque siempre te toca meter a ti los goles, al final la suma de los dos es lo que hace ganar un partido.
EL NACIMIENTO DE LOS HIJOS
Otro gran momento de la pareja. Pasaremos de ser solo dos, de dedicarnos el uno al otro y a nosotros mismos, a ser tres o cuatro (si vienen gemelos). Nuestros roles van a cambiar, ahora además vamos a ser padres.
Esta es una fase complicada. Por lo tanto si a alguien se le ocurre ir a buscar un bebé para solucionar los problemas de pareja que se lo piense dos veces. Tener un hijo es una prueba de fuego para la relación y no todo el mundo la supera.
Parece una visión pesimista de la situación, no es que solo hayan cosas malas, es que son las que he resaltado. También es cierto que es un momento muy bonito, mágico y único. Algo que recordarás el resto de tu vida.
Pero si la relación de pareja llega a este momento débil o coja, sufrirá las consecuencias. Este es un momento donde se producen un gran número de rupturas.
Y es que en esta etapa la pareja queda relegada a un segundo plano, porque el principal rol a asumir es el de padres. Los hijos se convierten en la prioridad. A veces hay desacuerdos en el modelo de crianza. En otros casos uno de los dos llega a sentir que tanta responsabilidad le desborda. Es probable que la imposibilidad de tramitar esos conflictos lleve a una ruptura. Si logran superar estas dificultades, la pareja se convertirá en una familia además de una pareja.
¿Qué nos puede ayudar a superar esta etapa?
- La flexibilidad, entender la pareja como algo en movimiento que cambia según las necesidades del momento.
- No aferrarse al pasado. Hay personas que reclaman la atención de su pareja tal y como era antes y no entienden que esto a partir de ahora va a cambiar.
- En la medida de lo posible, no descuidar totalmente la relación de pareja. Adoptar el rol de padre o madre no significa no ser nada más. Si yo me vuelco en la crianza y dejo de cuidar mi relación, esta se morirá. Si dejas de regar un jardín, ¿qué pasa?
- Formar equipo. Entender que los dos estamos en este mismo barco, el barco de la paternidad y que si colaboramos todo irá mucho mejor
- Comunicarnos bien. Hablar de lo que sentimos, de los cambios, de lo que necesitamos. No es lo mismo decir: “desde que nació “Elena” te echo mucho de menos, me encantaría estar más contigo” que decir “estoy harto/a de esta niña llorona que no nos deja tiempo ni de respirar”.
- Tiempo en pareja. El pediatra debería recetarlo en la primera visita de nuestro bebé. Vete a cenar con tu pareja y deja a tu hijo/a dos hojitas con la abuela. Y conforme el hijo/a va creciendo, en cada revisión del pediatra que vaya aumentando la dosis, cada vez un poquito más de tiempo en pareja.
ME ATRAE OTRA PERSONA
Cuando se instaura la monotonía, es fácil que en algún momento nos sintamos atraídos por otra persona. No tiene porqué ser el fin de nuestra relación estable, puede ser solo un obstáculo que salvar. Una vez más nuestra tolerancia a la flexibilidad podrá ayudarnos a pasar este momento.
Hay personas que en cuanto sienten una duda, ya sentencian la relación, “si siento algo por otra persona es que ya no le quiero” y puede que acaben con una relación antes de tiempo. Si tenemos paciencia, al final las cosas caen por su propio peso. Si es cierto que el amor se acaba lo veré, no tengo que precipitarme. Pero en la incertidumbre nos manejamos muy mal.
A veces lo que nos atrae no es en sí otra persona, a veces es más un deseo de volver a sentir esa fase de enamoramiento otra vez. En el fondo, todos somos un poco adictos al amor.
Una relación de pareja es como un jardín, deja de regarlo y verás que pronto se muere, deja de cuidarlo y verás que pronto se llena de malas hierbas. Por eso es importante, en una relación estable de varios años dedicar un poco de tiempo el uno al otro.
¿Qué podemos hacer?
No tomes decisiones precipitadas, deja el tiempo suficiente para entender lo que te pasa. Tal vez solo sea una mala hierba del jardín que acabarás arrancando, o tal vez sea síntoma de algo más. Pero si no nos precipitamos seguro que podremos tomar mejores decisiones.
Cuida tu relación de pareja si quieres que dure y que sea hermosa.
Analiza qué te atrae de esta nueva persona, a veces es exactamente lo mismo que te atrajo de tu actual pareja, a veces es justo lo que echas de menos del inicio de vuestra relación. Si es así, probablemente lo que te pasa es que sientes nostalgia del pasado, de esa relación que teníais al principio. Lo que puedes hacer es buscar esos momentos del pasado para ponerlos en el presente, como por ejemplo ir a ese hotel en el que se declaró o poner esa canción que tanto significa para los dos. Es importante rememorar aquellos momentos para recordar qué nos une.
Si al final, esta atracción se queda en nada, sigue con tu relación y dale la importancia que tiene. No es fácil conseguir una relación de pareja sana y estable, por eso hay que valorarla. Si por el contrario esa atracción es síntoma de algo más y el amor se acaba, no pasa nada por dejar tu relación de pareja sana y estable e iniciar otra relación. Pero recuerda que aquella persona fue importante en tu vida una vez, no la trates con odio, permite que la relación se transforme y pase de ser una relación amorosa a una relación de respeto y cariño.
EL NIDO VACÍO. ¿NOS CONOCEMOS DE ALGO?
Cuando los hijos se van de casa es otro de los momentos importantes en toda relación. Llevamos 20 ó 30 años siendo padres y ahora dejamos de serlo para volver a ser pareja. De pronto, nos vemos sentados el uno frente al otro después de tantos años y no nos reconocemos. Volvemos a tener tiempo libre para estar juntos, pero no recordamos qué hacíamos cuando no teníamos hijos.
Para las parejas que se han volcado mucho en la maternidad-paternidad, será un poco más complicado, pero no imposible. Tendrán que buscar nuevas maneras de pasar el tiempo tanto juntos como por separado.
¿Qué podemos hacer?
Puede ser útil apuntarse a clases de baile juntos o a algún grupo excursionista para empezar a realizar nuevas actividades en pareja.
Debemos reencontrar el placer de pasar tiempo de pareja, salir a cenar, a visitar algún pueblecito…
También debemos respetar espacios de individualidad, respetar que mi pareja haga algo solo/a. No hace falta que lo hagamos todo juntos, porque no nos gustarán exactamente las mismas cosas.
Hay un ejercicio que a mí me gusta en especial que es el de montar el álbum de los recuerdos, de aquellas cosas entrañables que hemos compartido a lo largo de tantos años de relación. Nos ayudará a valorar lo que tenemos y lo que hemos construido juntos.
CONCLUSIONES:
Como suelo decir en las sesiones de terapia: “la relación de pareja es como un jardín, tu deja de regarlo y ya verás lo que pasa”
Cuida tu relación si quieres que supere estos y otros momentos de crisis que seguro aparecerán. Si la relación está fuerte y bien consolidada, los aguantará y saldrá reforzada de cada una de las crisis.
Sé flexible, la vida está en constante cambio y por lo tanto las relaciones deben adaptarse y necesariamente deben cambiar de forma, de intensidad, de color o de lo que sea, pero cambiar. Una relación rígida e inflexible no superará ninguna crisis, una relación que intente tener exactamente lo mismo que tenía antes de ser padres y se aferre al pasado, no podrá evolucionar y tenderá a romperse.
Pasa tiempo en pareja, aunque a veces sea más y a veces menos, que nunca se convierta en cero.
Gracias por tus consejos, son practicos y claros… que importante es hacernos un auto examen para meditar, y mejorar. Ahora manos a la obra.
gracias Mireia , creo que todo el mundo en algun momento de nuestras relaciones nos han entrado dudas y a mi me has ayudado con tu escrito,
he visto que es normal tener esas dudas y porque las tenemos.
Hola buenas noches necesito ayuda ,,mi hogar se esta destruyendo ,,el Amor y la confianza se esta terminando mi pareja es mayor q yo amo a mi esposo no quiero q mi hogar se destruyo por los problemas
Pedazo de post felicidades! Me he sentido identificada en cada una de las etapas de las crisis. Y he terminado llorando…La verdad a medida que se sube de nivel van siendo cada vez más duras y hay muchos momentos de pensamientos solitarios en los que le das demasiadas vueltas a la relación y luego te hechas para atrás por los hijos!! Espero que esta etapa pase como las demás. Está claro que sí se quiere una relación que dure toda la vida hay que reconocer que no va a ser como el principio. Aveces nos vemos tentados a decir que queremos romper por volver a sentir la fase 1 con otra persona o por simplemente estar solos,pero nos engañamos . Considero que hay que esforzarse mucho y concienciarse sobre todo en que como mismo maduramos y cambiamos física y emocionalmente también lo hace nuestra pareja y de la mano la relación.
Cuando empezamos muy jovencitos, hace 13 años, queríamos tener un hogar una familia y hacernos viejos juntos. Lo decíamos desde la ilusión y sin saber que costaría.
Gracias por este post no había leído algo asi. Me has dado esperanzas en seguir regando este jardín.
Muy sabias palabras, hace tiempo no leía algo tan exacto en internet. Ni rosa como película barata ni negro como resumen apocalíptico de una relación. Sinceramente me encanto lo que escribes y cómo lo haces. Abrazo fuerte!