Cada vez resulta más frecuente salir de la visita del dentista con un nuevo concepto que no habíamos escuchado con anterioridad, que nuestro hijo tiene deglución atípica. Al principio puede parecer un poco chocante cuando el motivo de consulta son las caries o una dentición anómala. Y la sorpresa suele ser aún mayor cuando estamos hablando de un adolescente o incluso de un adulto. Aparentemente la definición es sencilla, la deglución atípica es aquella deglución que se hace de forma incorrecta y que interfiere en la formación del sistema orofacial, tanto las arcadas dentarias como los maxilares.
Concepto de deglución atípica
La deglución atípica también es conocida como disfuncional o infantil. Se considera infantil porque es el patrón típico de los primeros años de vida, donde la lengua se interpone entre los dientes y adopta una posición baja y adelantada. En este caso los músculos linguales se muestran incapaces de hacer el triple cierre necesario para hacer que el bolo alimenticio llegue a la faringe de una manera correcta y ejercen presiones negativas sobre estructuras del sistema orofacial, como son la dentición. Dicho de una manera más sencilla, la lengua al no tener la fuerza necesaria para colocarse de una manera correcta, lo que hace es empujar anterior o lateralmente las arcadas dentarias, produciendo malformaciones en la dentición.
Porque es tan importante su rehabilitación
Tenemos que tener en cuenta que la deglución es una función vital innata y que su objetivo principal es llevar el bolo alimentario de la boca al estómago produciendo así la alimentación del individuo. Pero hay que pensar que no solo hacemos las degluciones alimenticias sino que hacemos el mismo gesto cada vez que tragamos saliva. Por lo tanto mientras que en niños las degluciones son entre 600 y 1000, en adultos estamos hablando de entre unas 2000 y 2600 degluciones diarias, tanto de saliva como de alimento. Si cada vez que se hace este gesto se hace de manera incorrecta la presión negativa que se está ejerciendo sobre la dentición y los maxilares superior e inferior será excesiva y compromete toda la estructura del sistema orofacial. La constancia que ejercen los 17 músculos de la lengua es la principal causa, pero no la única, que produce este efecto negativo.
«La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia» (Ovidio)
Cuando sospechar de deglución atípica
El odontólogo y el ortodoncista derivaran al paciente a hacer logopedia, pero hay factores que nos pueden hacer sospechar y en ese caso consultar a los profesionales. Uno de los factores importantes es el tipo de alimentación que tenga el niño, una alimentación blanda que se alarga demasiado en el tiempo provoca que la musculatura orofacial no tenga el tono adecuado para ejercer sus funciones. Otro efecto nocivo es la presencia de hábitos suctorios lesivos, como es la utilización excesiva del chupete, se recomienda que no se prolongue su uso más allá de los dos primeros años de vida, otros son la succión digital o la onicofagia. Niños con respiración oral, con la boca abierta en reposo o con dificultades del control del babeo son también susceptibles de estudio. O simplemente cuando el crecimiento de la dentición no es correcto incluso después de haber llevado aparatos. También cuando existe alguna dislalia, dificultades en la pronunciación de algún fonema, como por ejemplo rotacismo y sigmatismo.
Importancia del tratamiento logopédico
El tratamiento debe hacerse de forma conjunta y coordinada entre los diferentes profesionales, odontólogos, ortodoncistas, maxilofaciales, otorrinolaringólogos y logopedas. El logopeda será el encargado de la rehabilitación funcional del sistema orofacial, restableciendo el patrón deglutorio adecuado. El logopeda mediante la terapia miofuncional tratará de conseguir el equilibrio muscular orofacial que permita al paciente conseguir una deglución madura o adulta. Parte de la intervención se hará con alimentos de diferentes texturas, liquido, semisólido y sólido.
Es importante destacar que aunque el uso de los aparatos de ortodoncia haya sido favorable y se hayan corregido las alteraciones si no sé rehabilita el mal hábito las estructuras dentomaxilofaciales pueden volverse a ver alteradas. Esto provoca una decepción en el paciente además del gasto económico y de tiempo que ello supone. De ahí la importancia de intervenir sobre la acción que está generando este desequilibrio antes o durante la intervención de los ortodoncistas.
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