¿Cómo elegir un buen psicólogo?
Tomar la decisión de ir al psicólogo no es algo fácil. Reconocer que tenemos un problema y que además no somos capaces de salir de él sin ayuda no es un proceso sencillo. Pero una vez lo hemos superado y tomamos la determinación de acudir a terapia, nos queda otra barrera que superar, la de elegir un buen psicólogo.
Si hay alguien que conoce a alguien que fue a uno que le fue bien, es probable que vayamos a ese, sin mirar nada más, el boca a boca en esta profesión es muy frecuente. Pero si no conocemos a nadie, nos sentaremos delante del señor google y pondremos “psicólogo en (nuestra provincia)”. Pero, ¿y ahora de todos los que salen cuál elegimos?¿cómo diferenciamos a un buen psicólogo de uno que no lo es?
Para ayudaros en esa búsqueda, voy a describiros lo que, bajo mi punto de vista, es importante a la hora de decidir.
Las 10 características imprescindibles de un buen psicólogo
Que sea psicólogo:
Que esté especializado:
Es conveniente que tenga formación más especializada (máster o posgrado) o cursos de actualización en nuevas técnicas. La formación continuada en esta profesión es imprescindible. Deberías comprobar si tiene formación específica para el tratamiento de tu problema, por ejemplo que esté especializado en terapia de pareja si tu problema es de relación o en psicología jurídica si lo que necesitas es que te asesoren en un tema de custodia o burn-out,… También es importante que esté especializado en psicología infantil si a quien vas a llevar a terapia es a tu hijo/a.
Actualmente, para ejercer como psicólogo en un Centro privado debes tener la titulación de Psicólogo General Sanitario (artículo 2 de la Ley 44/2003, de 21 de noviembre). Es decir, que aparte de estar licenciado en psicología, debes estar reconocido como experto por el departamento de salud. Este reconocimiento garantiza la especialización en psicología clínica y por lo tanto te asegura que el psicólogo cuenta con la formación y experiencia necesaria.
Experiencia:
La puedes saber por el número de colegiado, cuanto más pequeño es el número, más años hace que la persona está colegiada. Normalmente, un psicólogo se colegia cuando empieza a ejercer porque es obligatorio darse de alta en el colegio para empezar tu actividad profesional como psicólogo. Por lo tanto, es lógico darse de alta cuando tienes trabajo, ni antes, porque pagarás una cuota cuando no lo necesitas, ni después, porque te la juegas. Otra forma de saber los años de experiencia, es indagar un poco en su CV, en su perfil de linkedln, etc…
Relación terapéutica:
Que no te sientas juzgado:
Para poder hablar de lo que te pasa sin sentirte mal por ello, es necesario que la persona que tienes delante no te juzgue. Un buen psicólogo no debería hacerlo. No estamos para juzgar tus conductas, nuestro trabajo es evaluarlas, determinar si forman parte de un trastorno o no y decidir qué tratamiento va a ayudarte. A veces mis pacientes empiezan las frases con: “me da hasta vergüenza decírtelo porque pensarás….” Y yo siempre digo lo mismo: “yo no estoy aquí para juzgarte, estoy aquí para ayudarte y para eso necesito que me lo expliques todo sin miedos ni prejuicios”. Nadie mejor que un psicólogo para poder entender cualquier tipo de conducta, por muy rara que sea, ese es precisamente nuestro trabajo, explicar el porqué se dan determinadas conductas en unos contextos y en unos determinados trastornos. Se debe crear un clima de confianza en el que te sea fácil hablar sin sentirte juzgado.
Que te de un diagnóstico:
Las primeras sesiones son de evaluación (entre 3 y 5 sesiones). Después de esta fase inicial, el psicólogo debería darte un diagnóstico claro de lo que te pasa. Es importante que te lo explique bien, de manera que lo entiendas. Es importante que describa bien lo que te pasa. Si es un trastorno que te explique en qué consiste y qué pronóstico tiene. A veces, no hay un diagnóstico claro y lo que se hace es una hipótesis diagnóstica o un diagnóstico funcional que se basa más en los factores que están manteniendo el problema.
En esta fase de evaluación es probable que te pasen algún test, son pruebas diagnósticas que ayudan a determinar la presencia o no de un trastorno. El uso de tests psicológicos es un indicador de profesionalidad. Aunque no siempre son necesarios, en la mayoría de los casos son imprescindibles para un buen diagnóstico.
Normalmente la primera visita es una entrevista clínica dónde el psicólogo pregunta sobre la historia del problema (cuándo empezó, qué lo mantiene), antecedentes psicopatológicos en la familia, historia familiar, relaciones personales, trabajo, etc… Es una recogida exhaustiva de información que dibuja nuestra primera hipótesis y nos hace determinar qué pruebas vamos a pasar. A veces en esta primera sesión ya tienes el diagnóstico y administras los test para corroborarlo y para asegurarte que no hay nada más que puede estar explicando el diagnóstico. Pero otras veces, el diagnóstico no es tan sencillo y puedes necesitar hasta 5 sesiones para determinarlo.
Que te ofrezca un tratamiento:
Una vez realizado el diagnóstico, el psicólogo debe explicarte qué se va a hacer a partir de ahora, es decir en que consiste el tratamiento, la duración aproximada y el pronóstico. Es bueno que te explique que se va a hacer en las siguientes sesiones. Que no sea un misterio. Debe darte toda la información sobre el tipo de terapia que va a llevar a cabo y en cuantas sesiones aproximadas se va a realizar. Si no te explica, pregunta, tienes derecho a saber que se va a hacer a partir de ahora y qué puedes esperar de este tratamiento.
¿Cómo sé que el tratamiento que me ofrece es el adecuado?
Lo primero que debes tener en cuenta es la duración y frecuencia de las sesiones. Lo más habitual es que sean sesiones de aproximadamente una hora de duración y una vez a la semana. No hay suficientes estudios que avalen que aumentar el número de sesiones semanales aumente la eficacia del tratamiento, es decir, que no hay evidencia de que aumentando el número de sesiones semanales se acorte el tiempo de tratamiento. En cambio, hacerlas una vez a la semana, te da la posibilidad de poner en práctica lo que se habla en la consulta y de realizar las tareas que prescribe el psicólogo. Debemos tener presente que todo lo que se trabaja en terapia se debe aplicar a la vida, por lo tanto, el trabajo también está fuera de la consulta.
Por último, pero no por ello menos importante, es la duración del tratamiento. Esto dependerá mucho del trastorno. Hay muchos estudios, incluso hay programas de tratamiento muy estructurados, con el número de sesiones y lo que se debe hacer en cada una. De toda esta información, podemos deducir que los tratamientos suelen durar una media de 20 sesiones. Pero no debemos olvidar que cada individuo avanza a un ritmo diferente y además podemos encontrarnos con casos diagnosticados de dos trastornos distintos, lo que dificulta mucho más el proceso terapéutico.
El tratamiento psicológico no debe consistir única y exclusivamente en hablar:
Aunque se dedique la mayor parte de la sesión a hablar, el psicólogo debe enseñarte técnicas para que las pongas en práctica en casa. Es habitual que te mande “deberes” que deberás hacer entre sesión y sesión. Tiene que ayudarte a que te enfrentes de una manera efectiva a tus problemas, sean del tipo que sean, empoderándote para que tu controles tus síntomas.
Debemos tener en cuenta que en las primeras sesiones hay una mejoría solo por el hecho de hablar sobre tu problema. Verbalizar lo que te pasa es terapéutico porque te ayuda a procesarlo de una manera más adecuada. Pero esta mejoría no perdurará en el tiempo si no se trabaja más en profundidad en las siguientes sesiones. Por lo tanto, en las primeras sesiones, hablar será el núcleo pero después el psicólogo empezará a hacerte trabajar para conseguir los cambios. El psicólogo no tiene una varita mágica y producir cambios duraderos requiere un esfuerzo por tu parte.
¿Un buen psicólogo me dirá qué debo hacer y qué no?
En ocasiones, han acudido a consulta para preguntarme si debían divorciarse o no. Esta decisión no la debe tomar el psicólogo, pero lo que sí puede hacer es usar técnicas como la clarificación de sentimientos o la resolución de problemas para empoderar a la persona a tomar esa decisión desde una base más realista y calmada.
En ocasiones, el paciente viene demasiado angustiado como para tomar decisiones de ningún tipo, en estos casos el terapeuta orientará a la persona hasta que ella pueda decidir por sí misma y guiará de una manera clara sus pasos.
Sesiones clínicas, trabajo en equipo:
Y por último, me queda alabar el trabajo en equipo. La psicología es muy amplia y variada. Cada persona es un mundo, aunque comparta la misma etiqueta diagnóstica con otra. Por lo tanto, lo que te sirve en un caso, puede no servirte en otro. A veces, la implicación hace que no veas las cosas claras y necesites el punto de vista de otro profesional. Aunque un psicólogo puede trabajar solo en su consulta, habrá ocasiones en las que necesite una segunda opinión. Aquí es dónde el trabajo en equipo enriquece al terapeuta. Exponer ciertos casos a otros profesionales y trabajar sobre los posibles diagnósticos o tratamientos, ayudará al psicólogo a ser más efectivo. En los Centros de psicología donde trabajan varios profesionales estas sesiones son posibles y la cooperación entre profesionales es un valor añadido.
Para los psicólogos que trabajan en la soledad de su consulta, hay la posibilidad de que otro profesional supervise tus casos. Puedes contratar esos servicios de manera puntual.
De hecho nosotros, en nuestras propias sesiones clínicas de equipo, de vez en cuando invitamos a algún profesional que es experto en algo muy concreto para que nos supervise el trabajo realizado.
CONCLUSIONES
Antes que en el precio, deberías fijarte en estos indicadores. Un buen psicólogo puede conseguir cambios en pocas sesiones, ahorrándote así mucho dinero en terapias interminables. El precio por sesión es importante, pero si la persona que tienes delante es un buen profesional, puede realizar el tratamiento en menos tiempo que otra persona menos experimentada.
Como podréis comprobar, no he añadido ningún punto sobre el tipo de terapia que usa. En psicología hay diferentes tipos de terapia: la cognitivo-conductual, la psicodinámica, la sistémica, la terapia breve estratégica,…La experiencia clínica me ha demostrado que si solo usas un tipo de técnicas, vas cojo, porque hay personas que no responden bien a un determinado tratamiento y debes poder darle alternativas, por eso creo que un buen psicólogo no debería casarse con una única modalidad de terapia, es necesario que tenga muchas herramientas para poderlas usar según el caso. Como yo digo: “si te funciona, es que vale”.
¿Cómo sé que la terapia es de calidad y funciona?
Una terapia de calidad tiene que ayudarte a sentirte mejor, a tomar decisiones de una manera más rápida y saludable, a relacionarte mejor con los demás, a conocer tus emociones y cómo influyen en tu vida y a saber modularlas y gestionarlas.
Nadie mejor que tú para valorar si una terapia te funciona o no, nadie mejor que tú para saber si te sientes cómodo con el psicólogo que has elegido y si te da la confianza que necesitas para continuar. Valora tu mejoría, valora cómo te hace sentir y valora tus cambios.
Recuerda que un buen psicólogo te dará las herramientas para que seas tu quién resuelva las situaciones conflictivas, te ayudará a modificar esos pensamientos distorsionados o poco realistas, te enseñará a reconocer y modular tus emociones, favorecerá tu autoestima y tu autonomía y te ayudará a quitar las barreras que te impiden desarrollar tu potencial. Buscará la mejor versión de ti mismo.
Si crees que en nuestro Centro reunimos las cualidades de un buen psicólogo, contacta con nosotros.
Hola Mireia.
Enhorabuena por el artículo, en general está bien explicado.
Solo tengo un matiz que añadir. Cuando hablas del "Psicólogo General Sanitario" dices que "Este reconocimiento garantiza la especialización en psicología clínica". Esta afirmación es errónea. Como sabrás, en España la especialidad en psicología clínica está regulada y corresponde a aquellas personas que hayan obtenido el título de "Psicólogo Especialista en Psicología Clínica", que actualmente solo se puede lograr mediante el sistema de Formación Sanitaria Especializada (el PIR, en este caso) y que es expedido por el Ministerio de Educación.
Te agradecería que modificaras esa parte del artículo.
Un saludo.
Hola Alberto,
A lo que me refiero en el artículo es a que se garantiza la especialización, es decir, que el psicólogo se haya formado en psicología clínica mediante la elección de optativas de esta área y el practicum en hospitales o CSM (cuando psicología era licenciatura), además de un posgrado de mínimo 400 horas y estar trabajando en un Centro Sanitario. Para los graduados en psicología existe la opción de realizar el master MPGS. En ningún momento hablo del título de psicólogo especialista en Psicología Clínica. Por lo tanto, puntualizo esto para como tu bien dices, no de opción a error. El psicólogo General Sanitario tiene una formación complementaria en psicología clínica pero no es Psicólogo Especialista en Psicología Clínica.
De todas maneras, este artículo no pretende hablar de los matices de estas dos especialidades, solo pretende ayudar a elegir un psicólogo con garantías.
Espero que esto aclare un poco el concepto.
Gracias
Interesante. También es importante conocer cuáles son las 3 figuras profesionales que existen en España en el ámbito de la psicología.
1) Psicólogo graduado/licenciado: no puede intervenir en salud, no puede hacer psicoterapia.
2) Psicólogo General Sanitario o habilitado: puede intervenir en salud, para hacer promoción y prevención, pero no puede intervenir si hay problemas moderados, severos o trastornos mentales, p. ej. una depresión o un TOC.
3) Psicólogo Clínico (PIR): puede intervenir en salud y cuando hay trastornos o psicopatología. Es el único, del ámbito de la psicología, capacitado para evaluar e intervenir cuando hay trastornos. A nivel legal, mismo estatus que un Psiquiatra.
Muy interesante, es un post de calidad que sirve para orientarnos antes de tomar una decisión tan importante.