Centro de Psicología y Logopedia Santa Coloma de Gramenet
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CÓMO EJERCER LA AUTORIDAD EN LA ADOLESCENCIA
Por Mireia Navarro Vera
Aunque parece que ya no necesitan nada de nosotros y que todo les parece mal, los adolescentes siguen necesitando que les pongamos límites porque les guían y les dicen: “sigo preocupándome por ti”.
Diversos estudios coinciden en describir 4 estilos educativos:
1. Autoritarios:
El estilo autoritario se caracteriza por una elevada exigencia y disciplina. Se busca el buen comportamiento. Pocas muestras de afecto y poca sensibilidad ante las necesidades del adolescente. Uso frecuente del castigo.
2. Negligente:
El negligente ni controla ni muestra afecto. A veces incluso delega sus funciones en otras personas (abuelos, etc…) No se molesta ni en poner límites. El adolescente percibe que sus padres pasan.
3. Permisivo:
El permisivo sería el polo opuesto al autoritario, poco control y mucho afecto. El padre-madre se sitúa como un igual. “Si eresamigo de tu hijo, lo dejas huérfano”.
4. Democrático:
El democrático muestra control y afecto. Interés por las necesi- dades del adolescente. Hay flexibilidad y la comunicación familiar es buena. Los padres marcan límites aunque son capaces de ser flexibles o de negociarlos
Evidentemente, el estilo democrático debería ser el elegido. Mantiene un equilibrio entre el afecto y el control. Mi hijo me obedece desde el respeto y no desde el miedo.
¿QUÉ LÍMITES DEBO PONER AL ADOLESCENTE?
1. Obediencia y respeto:
Que nos hablen correctamente, sin gritos o malas contestaciones. Aunque lógicamente lo harán. En la adolescencia es muy frecuente que aumenten las malas contestaciones y por eso el respeto debe ganarse. Si yo le grito, le contesto mal o pierdo las formas cuando se comporta de manera explosiva, difícilmente conseguiré su respeto. Cuando hay una situación de descontrol emocional, donde nuestro hijo/a se desborda, se llena de ira y nos contesta, lo que menos necesita es que nosotros también nos desbordemos, porque entonces, ¿quién es el adulto y quién el adolescente? Ante situaciones así, espera a que llegue la calma y después dile que no debe contestarte así, ni faltarte al respeto, solo porque esté enfadado. Solo cuando haya pasado la tormenta será capaz de razonar y probablemente te pida disculpas.
La mejor manera de que te respeten, es con el ejemplo, respetándolos tu primero.
Que siga cumpliendo con las normas aunque estas no serán rígidas como en la infancia, serán negociables y consensuadas (las que puedan serlo, claro)
2. Autonomía y responsabilidad
Que colaboren en las tareas de casa, su habitación, que se ocupen de sus cosas… Todos los padres de adolescentes viven la lucha diaria por el orden de su habitación. De golpe parece que les gusta el desorden y dejar la ropa interior sucia por el suelo debe estar de moda. No olvidemos que en la adolescencia se vive la segunda etapa del oposicionismo, todo es no y todo es para luego. Hay que armarse de paciencia. Yo siempre les digo a los padres ¿Cuánto tiempo tardaste en conseguir que tu hijo/a se lavara los dientes solo/a y sin tener que recordárselo? Yo tardé años. Así que no cuento con que recoja su habitación a la primera tampoco.
3. Planificación del tiempo
Horarios de entrada y salida, tiempo que dedica a actividades de ocio, estudio, a las nuevas tecnologías… Vaya, básicamente que no se pasen el día jugando a la play o en las redes sociales, que dediquen también tiempo a otras cosas. Que no lleguen demasiado tarde a casa y que cumplan con sus obligaciones (estudiar o trabajar…). Gran parte de la adolescencia nos la pasamos así, controlando el horario.
Es importante que pongamos pocos límites, solo los importantes, que seamos consistentes y firmes con ellos. No nos vamos a pelear por todo, elige bien las batallas.
¿HAY QUE USAR EL CASTIGO CUANDO NO LOS CUMPLEN?
Cada vez tengo más claro que el castigo no enseña y que usarlo o no, no hará que mis hijos me obedezcan más o menos. Yo hace tiempo que dejé de castigar en mi casa y la verdad es que todo sigue igual, tienen días buenos en que obedecen y lo hacen todo bastante bien y días en que su habitación es un campo de minas. Así que he llegado a la conclusión que castigar no me garantiza el éxito, al contrario, lo que me garantiza es malos ratos, conflicto y distanciamiento (sobre todo en la adolescencia).
¿Entonces qué hacemos cuando no cumplen con las normas?:
Evita el sermón paternal:
Si ha hecho algo mal, ya lo sabe, no necesita que se lo digas. “Tendrías que haber hecho esto” . Huye de dar consejos, a nadie le gustan. Puedes usar alguna historia de tu adolescencia si quieres para ayudarle a entender más lo que le ha ocurrido, por ejemplo si ha tenido algún problema con drogas, explicarle el caso de algún amigo tuyo y cómo lo solucionó, sería mucho más recomendable que echarle un sermón por haber consumido.
Aprendemos por consecuencias:
Deja que cometa errores porque es la mejor manera de aprender. También podemos usar esta tendencia natural del aprendizaje para cuando no cumplen con las normas: Si llega tarde a la hora de la cena, que tenga que hacérsela o que recoja la mesa porque la hemos tenido que dejar puesta hasta que el adolescente viniera.
Avisa:
Antes de salir, tu habitación tiene que estar recogida. Es mucho mejor que “ no sales con tus amigos porque no has recogido la habitación”. En la primera opción le estás dando la oportunidad de hacerlo y no estás generando conflicto, por lo tanto tienes más probabilidades de éxito. En la segunda opción te aseguras un enfrentamiento con el adolescente y si encima después de la batalla sale sin recogerla, entonces si que habrás perdido. Porque además de usar el castigo, lo habrás hecho mal.
PEQUEÑAS CONCLUSIONES
La adolescencia es una época de cambios, nuestros hijos los sufren más que nadie. Sus emociones están a flor de piel y más que nunca necesitan de adultos que les marquen el camino a seguir desde la serenidad que ellos no tienen.
Y aunque a menudo rechazan nuestras muestras de afecto, las siguen necesitando, siguen necesitando saber que estamos ahí para ellos, preocupándonos y educándolos pero sobre todo queriéndolos por encima de cualquier mal comportamiento.
Ponerles límites también les dice de alguna manera, seguimos estando aquí, seguimos preocupándonos por ti. Recuerda el estilo negligente que ni controla ni da afecto y por lo tanto desatiende a su hijo/a. Ejercer la autoridad sin gritos, sin desbordarnos emocionalmente y sin un abuso del castigo debe ser nuestro reto. Una autoridad basada en el respeto mutuo y no en la coacción. Un entorno donde se escuche también al adolescente, dejándolo participar incluso de las normas que ponemos nos dará muchas más posibilidades de éxito. ¡Educa en positivo!
Psicóloga de profesión y vocación (núm. colegiada 10631 del COPC). Con más de 20 años de experiencia en psicología clínica de adultos. Especialista en terapia de pareja y sexualidad.
Fundadora y directora del Teu Espai.
Comentarios
Ligia Caballerodice
Mi hijo mayor no respeta, no se baña, no colabora, no quiere estudiar. Ya no se que hacer con él.
Estoy muy preocupada por mi hijo de 16, se pasa horas en la computadora, quieto, en mala pisicion, no estudia casi nada, no lee, tengo q decirle mil veces q haga algo, a parte obvio de descuidar su aseo; lo q mas me preocupa es mi falta de autoridad y q va a ser de él en su futuro, siempre fue un poco asi; yo me pongo muy pesada y le repito las cosas infinidad de veces.
No se como castiagarle. En mi juventud nos decian que no saldríamos a la calle si… . Pero es que ahora ni quieren salir. Y me refiero al cambio de costumbres, no a la pandemia.
Mi hijo mayor no respeta, no se baña, no colabora, no quiere estudiar. Ya no se que hacer con él.
Exelente informamacion!!
Estoy muy preocupada por mi hijo de 16, se pasa horas en la computadora, quieto, en mala pisicion, no estudia casi nada, no lee, tengo q decirle mil veces q haga algo, a parte obvio de descuidar su aseo; lo q mas me preocupa es mi falta de autoridad y q va a ser de él en su futuro, siempre fue un poco asi; yo me pongo muy pesada y le repito las cosas infinidad de veces.
No se como castiagarle. En mi juventud nos decian que no saldríamos a la calle si… . Pero es que ahora ni quieren salir. Y me refiero al cambio de costumbres, no a la pandemia.