El sexo está lleno de mitos y de medias verdades que muchas veces obstaculizan nuestra vida sexual y de pareja.
Vivimos rodeados de mensajes sobre cómo debemos vivir nuestra sexualidad, a menudo son mensajes contradictorios o distorsionados. Hemos pasado del tabú a la hipersexualidad desproporcionada. Parece que todo gira en torno al sexo y a disfrutarlo a tope. La mujer ha pasado de no saber qué es el clítoris a estar obligada a tener un orgasmo en toda relación sexual. Muchas veces nuestras creencias y fantasías de cómo debería ser la vida en pareja y en el sexo nos llevan a sentirnos presionados hacia una perfección que nunca se alcanza.
Pero lo que más me llama la atención es que se ha producido este cambio, pero no va acompañado de una mejor educación sexual. Es decir, prevalecen mitos de hace siglos y todavía vivimos la sexualidad desde los prejuicios y los estereotipos. Se ha evolucionado mucho en la libertad para hablar de sexo y para hacerlo explícito (en anuncios, en películas, en conversaciones o programas de TV) pero seguimos encontrándonos en las consultas de los psicólogos con problemas derivados de la falta de educación, de los sentimientos de culpa, del desconocimiento de la propia sexualidad, etc….
La vida en pareja y la sexualidad son dos cosas que van de la mano. En terapia de pareja yo siempre digo que el sexo es como el termómetro que me va a medir la gravedad de la “enfermedad de esta pareja”, me va a decir si hay mucha fiebre o poca. Es difícil encontrar parejas en crisis que disfruten de un sexo fabuloso. Difícil aunque no imposible. Por eso cuidar el sexo es igual de importante que cuidar cualquier otra parte de la vida en pareja.
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Así que he decidido resumir en 7 puntos, las claves esenciales para conseguir esa sexualidad plena con tu pareja:
1. Tu sexualidad empieza por ti
No podemos tener buen sexo si no conocemos nuestro propio cuerpo y nuestra sexualidad. Para ello no hay nada mejor que experimentar. El sexo se aprende haciéndolo, no es algo que podamos aprender de un libro. Por lo tanto, la masturbación y el autoerotismo son claves para conocernos. Si yo sé lo que me gusta, puedo comunicarlo.
2. El placer mucho mejor si es compartido
Pocas cosas hay más gratificantes que ver cómo tu pareja disfruta del sexo, de vuestro sexo. para disfrutar de una sexualidad sana en pareja, el placer de la otra persona ha de aumentar tu propio placer, porque cuenta para tí el disfrute de la otra parte y el tuyo cuenta para ella, existe reciprocidad. Dar y recibir y para eso necesitamos saber qué le gusta a mi pareja. ¿Cómo puedo saberlo? Lee el punto 3.
3. Habla de sexo con tu pareja
“sigue así”
“me gusta mucho”
“así no”
Justo después de haber tenido sexo es el mejor momento para hablar…estamos relajados, satisfechos y podemos reforzar a nuestra pareja en aquello que más nos ha gustado. Así seguro que la próxima vez lo repite.
También podemos hablar de sexo en cualquier otro momento, faltaría más. Cuánto más hablemos, más conoceremos a nuestra pareja.
4. El Mindfulness también en el sexo
El Mindfulness es cada vez más usado en terapia sexual. Muchas de las disfunciones sexuales como la eyaculación precoz, la disfunción eréctil o la anorgasmia van muy relacionadas a los pensamientos ansiógenos y automáticos que tenemos justo antes o durante la relación sexual (“no soy demasiado bueno” “no podré” “me volverá a pasar”…
El Mindfulness nos ayuda mucho a disciplinar nuestra mente y hacerla centrarse en el aquí y el ahora y las sensaciones de mi propio cuerpo. Lejos de recurrir a fantasías sexuales para conseguir la erección o el orgasmo, lo que pretende es que te centres en tus sensaciones y en tu excitación y no dejes que ningún otro pensamiento te perturbe.
En una relación sexual sana, normalmente esto se da de manera automática, aunque a veces nuestra cabeza se va a otros pensamientos y entonces perdemos la excitación del momento. ¿A quién no le ha pasado alguna vez? Por eso es tan importante en el sexo como en la vida tomar conciencia plena del momento.
5. A más sexo más deseo
¿No os ha pasado nunca que tenéis una racha súper buena de sexo y cuánto más lo hacéis, más ganas tenéis? ¿Y no os ha pasado justo lo contrario, sequía sexual y pérdida total del deseo??
Pues tiene una explicación: cuánto más practico el sexo, más gratificante es y entonces más lo asocio a algo bueno, por lo tanto aumenta mi deseo. Es un mecanismo de refuerzo positivo que todos los psicólogos conocemos pero que hace poco que se ha asociado también al deseo sexual.
Así que la moraleja es clara, practica sexo siempre que puedas, da igual el momento, aprovéchalo. No pienses en si madrugas mañana o no, o si tienes una lavadora o no y no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy 😉
6. El sexo no tiene que ser siempre igual
Además sexo no es igual a coito, sexo es mucho más que coito. Sexo son caricias y son besos, sexo son tocamientos y masajes eróticos, sexo es todo. ¿Por qué siempre acabamos todas las relaciones sexuales en coito? Nuestra sociedad es muy coital y hace que nos perdamos otras facetas del sexo igual de satisfactorias.
7. El sexo no es coito
El sexo empieza mucho antes que el coito y acaba mucho después. Las caricias, los besos, las miradas,…todo eso también es sexo. Dedicamos poco tiempo al juego sexual, somos una sociedad coital.
En terapia sexual a veces se usa la prohibición de la penetración para forzar a la pareja a experimentar el sexo de otra manera y descubrir la fuerza del contacto físico no genital.
Aunque no siempre tendremos todo el tiempo del mundo para dedicarlo al sexo, cada vez que tengamos la oportunidad debemos hacerlo, debemos gastar nuestro tiempo en tener mucho juego sexual antes de la penetración.
Las respuestas sexuales femenina y masculina son diferentes:
El hombre tiene una fase de excitación rápida, pudiendo llegar al orgasmo en poco tiempo y después un período refractario en el que no tendrá erección (que puede ser de minutos o incluso horas y a partir de los 40 años de 24 horas)
La mujer tiene una fase de excitación más lenta y tarda más en llegar a la resolución u orgasmo. Después no tiene período refractario y por eso puede encadenar un orgasmo detrás de otro. De ahí su capacidad multiorgásmica.
La diferencia de estas respuestas sexuales explica por qué es muy importante concederle tiempo al juego, para que la mujer llegue a la penetración en una fase más avanzada de excitación que la haga llegar al orgasmo antes. El hombre debe controlar su excitación para no llegar pronto al orgasmo, conocerse bien para poder reconocer el punto de no retorno y poder parar a tiempo. Solo parando unos segundos, podremos continuar la práctica sexual sin llegar al orgasmo y disfrutar más rato del sexo.
Para mí el sexo tántrico es un gran ejemplo a seguir. Sin entrar en detalles sobre este tipo de doctrina milenaria, porque el tantra no es solo sexo, os voy a resumir lo que para mí es importante en cuanto al sexo. Una especie de guía a seguir:
- Dedica tiempo a la puesta en escena, a cuidar el entorno con velas o aromas, música. Un ambiente agradable y cómodo
- Fíjate en la respiración de tu pareja, y en la tuya. Mírale a los ojos. Esto aumenta mucho la conexión.
- Busca disfrutar de cada momento, practicando el mindfulness y dedicando tiempo a las caricias que no son genitales. Todo tu cuerpo es sexo. No hay prisa por llegar al coito y mucho menos al orgasmo.
- Cambia el ritmo y la intensidad con frecuencia durante el coito.
- Domina el orgasmo para poder disfrutar más tiempo con tu pareja. Recuerda la diferencia de las respuestas sexuales masculina y femenina.
Que no cumplas los 7 puntos con tu pareja no significa que no puedas tener una buena relación sexual. Solo significa que debes añadir puntos a tu sexo para que sea todavía mejor. ¿No dicen que siempre se aprende algo nuevo?
Muy bonito, claro y conciso.
exelente