El duelo es uno de los mayores retos que nos podemos encontrar a lo largo de nuestra vida. Es un reto doloroso y nunca uno será igual que otro. Este es un proceso de cambio, una crisis, una pérdida a la que nunca nos preparan y tenemos que afrontar de la noche a la mañana.
El duelo nos da una lección de sentimientos y emociones, de dolor, rabia, tristeza, vacío…pero también es una fase de aceptación y de (re) ubicación.
La situación que estamos viviendo actualmente ya nos supone una crisis con gran percepción de peligro y miedo. Pero podemos aprovechar esta situación transformándola en una oportunidad de crecimiento, en tiempo para reflexionar y así poder adaptarnos a la nueva demanda familiar, social y personal que estos tiempos nos plantean.
En esta nueva etapa, el número de fallecidos está siendo muy elevado, principalmente por el Covid-19 pero también por otras causas y enfermedades. La cosa se complica cuando las familias afectadas no pueden celebrar los rituales de despedida, prohibidos por el gobierno como medida preventiva para “detener la curva” de propagación del Covid-19.
Por este motivo, me gustaría transmitiros mi sentimiento de acompañamiento y daros unas alternativas como despedida de nuestros seres más queridos.
¿De qué nos sirven los rituales de despedida?
Resultan una manera simbólica de ayudar a la aceptación de la pérdida y de expresar cada uno de los sentimientos que sentimos ante la pérdida. Es la manera que tenemos de dar sentido y significado a la ausencia de un ser querido, nos adentra en el proceso de duelo.
Los rituales de despedida nos conectan con el dolor más profundo e intenso que podamos llegar a sentir, pero a su vez, nos ayudaran a conectar en cómo lo estamos viviendo. Cada persona necesitará escoger el ritual de despedida con el que más cómodo se sienta, teniendo en cuenta la carga emocional que nos va a suponer.
El objetivo es elegir el que nos haga sentir un poco mejor. El tiempo es un factor muy importante tanto en el momento de despedida, como en el proceso de duelo. No vamos a poner un límite de tiempo, cada persona necesitará su tiempo personal.
Algunos ejemplos de rituales de despedida que os pueden servir:
- Escribir una carta dirigida a la persona fallecida. Dirigida a una emoción (p.ej, “Carta a la rabia”). En forma de despedida. En forma de historia de la relación con la persona fallecida. En forma de agradecimiento, etc. Esta carta debe ser escrita de tu puño y letra, no debemos usar pc u otro dispositivo. Una vez escrita podemos enterrarla, guardarla en la caja de recuerdos o quemarla en un ritual.
- Recoger en forma de diario o notas aquellos pensamientos y la sensación que te transmiten, también es una opción. Así tomaremos consciencia de la situación y aliviaremos la sensación de agotamiento mental.
- Preparar un escrito para compartirlo con los seres queridos y amigos en una ceremonia alternativa.
- Dibujar. Una alternativa a escribir. Dibujar aquello que sintamos y a lo que poner palabras nos resulte más complicado.
- Recopilar fotos y videos y hacer un pequeño álbum. No a todo el mundo le funciona. Muchas veces puede ser complicado al principio. Poco a poco nos iremos preparando y acostumbrándonos.
- Caja de recuerdos. Con objetos de la persona fallecida, fotos, mensajes, etc. Decorar al gusto y guardarla o dejarla en un lugar de la habitación para poder abrirla cada vez que lo necesitemos.
- Plantar un árbol o flores. Se puede enterrar un mensaje debajo de él.
- Compartir recuerdos con tus amigos y familiares.
Nuestro entorno siempre tiene que ser partícipe, tanto si necesitamos espacio propio para realizar la despedida como si no, expresar siempre las necesidades para que nos puedan acompañar y ayudarnos.
Debemos cuidarnos y muy importante, dejar que nos cuiden.
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