La actitud puede definirse como la predisposición a actuar de determinada manera frente a un estímulo concreto (situación, trabajo, pareja, incidente,…). Es la manera de estar alguien predispuesto a algo, es decir que la actitud puede ser una buena predictora del comportamiento, pero también del estado de ánimo de alguien. Una actitud está formada de creencias y pensamientos con una carga afectiva que predisponen a una acción y harán que me acerque o que me aleje de un determinado objeto o situación.
Las actitudes pueden ser muy beneficiosas o pueden ser autodestructivas, pero lo peor es que a veces operan de manera automática sin que yo ni siquiera sea consciente. O sea que puedo tener actitudes negativas sin saberlo, que consuman mi energía y afecten mi equilibrio personal provocando malestar.
La única manera de erradicarlos es haciéndolos conscientes y para eso necesitas primero conocerlos, ahí van:
1. ENFOCARTE EN LO QUE NO TIENES
Si tengo pareja no tengo libertad, si estoy soltero/a no tengo compañía. Es la trampa de la vida, necesariamente, si tengo una cosa, me falta automáticamente otra. Yo decido si me enfoco en lo que tengo, sintiéndome agradecido por ello o me enfoco en lo que me falta sintiéndome amargado de por vida.
Cuando me enfoco en lo que me falta, me convierto en el eterno insatisfecho porque cuando consigo lo que me falta, automáticamente mi mente se va a lo que no tengo sin dejarme disfrutar ni dos minutos de lo que he conseguido y suma y sigue.
Reconocerás que tienes esta actitud si te sientes habitualmente insatisfecho, si nada de lo que tienes te acaba de hacer feliz y si sueles quejarte constantemente. Si llegas a un hotel el primer día de tus vacaciones y empiezas ver los fallos, lo que le falta, lo que está mal y empieza la queja y la crítica y así llenas de cierta amargura tu tan deseado primer día de vacaciones. Si reconoces esto en ti, te invito a leer nuestro post de la queja.
2. ECHAR PELOTAS FUERA Y VICTIMIZARTE
Cuando la culpa siempre es de los demás dejo de responsabilizarme de mis actos y por lo tanto pierdo la oportunidad de aprender de mis errores. Nos da miedo fallar y es normal pero tenemos que verlo como una manera de hacer las cosas mejor, si culpo a los demás o al mundo o a la mala suerte no aprendo nada.
¿Por qué a mí? Es la peor pregunta que puedes formularte. Las cosas no solo te pasan a ti, la vida tiene eso, a veces trae cosas buenas y otras cosas malas. Y nosotros debemos sortearlas. No creas que las cosas malas solo te pasan a ti, no creas que eres la víctima de un complot del universo porque no es verdad.
Ha llegado la hora de responsabilizarse de lo que uno piensa y de lo que uno hace, de nuestros propios errores y dejar de echar la culpa a alguien. Tú decides, tu cometes errores y tu aprendes, no hay más. No eres la víctima de nada ni de nadie, coge las riendas de tu vida para lo bueno y para lo malo.
3. PERMANECER EN LA ZONA DE CONFORT
Cómo le gusta a nuestra mente mantenernos en la zona de confort, así no asume riesgos. Recuerda que estamos programados para sobrevivir no para ser felices. Lo malo de quedarse siempre aquí es que te impide desarrollarte y crecer, las crisis siempre nos hacen ser mejores de lo que éramos antes, por eso necesitamos arriesgar y salir de esa zona, porque después de esa incertidumbre del principio viene un crecimiento personal, tanto si me sale bien como si me sale mal. Salir de la zona de confort es ganar seguro. Hay un libro que os recomiendo si queréis trabajar esto: ¿Quién se ha llevado mi queso?
4. SENTIRTE JUZGADO
Dedicamos demasiado tiempo a gustar a los demás y lo que no sabemos es que eso no depende solo de nosotros, también depende de los otros, de las feromonas… Guarda esta frase en tu mente y repítela cuando sientas que tienes que gustar a los demás:
“No puedo gustarle a todo el mundo, igual que todo el mundo no me gusta a mí y no pasa nada”
A la única persona que le debes gustar de verdad es a ti mismo. Olvídate de los demás.
Desde hoy te libro de los juicios del resto del mundo y de los tuyos propios, ¡verás qué descanso!
5. LA ENVIDIA
Cada minuto que inviertes en envidiar algo de la vida de alguien, es un minuto que pierdes en construir tu propia vida y el tiempo es un bien muy preciado. Deja de mirar el éxito de los demás con envidia, como si el hecho de que al otro le vaya bien haga que a ti te vaya mal. Es una falsa creencia. Te invito a admirar a la gente a la que le va bien, no juzgues, solo admira. No creas que ha sido cosa de la buena suerte y que esa persona no ha hecho nada para estar ahí, solo alégrate de su bienestar.
Cuánto más interesante sea tu vida menos interesante te parecerá juzgar la vida de los demás. Así que dedica tiempo a construirte y no dediques tiempo a mirar la vida de los demás, al menos no a mirarla con ojos de envidia pero sí con ojos de aprendizaje y admiración.
CONCLUSIONES
Dedica tiempo a tu vida, responsabilízate de ella, sal de tu zona de confort porque aunque salga mal siempre ganas. No pierdas tiempo en envidiar a nadie ni pierdas tiempo en intentar gustarle a todo el mundo. Invierte tu tiempo en ti, en gustarte a ti mismo. Enfócate en lo que sí que tienes, deja de poner el foco en lo que te falta. Agradece cada día a la vida por lo que tienes y siente lo afortunado que ya eres.
Me pareció interesante, lo cual me permitió harcer un stop y reflexionar de mis actos.